Dicen las noticias que han encontrado en Haifa unos antiguos manuscritos. En ellos se afirma que el arca de Noé, antes de encallar en el Ararat, chocó con una embarcación menor, que finalmente zozobró. A bordo, según se lee, viajaban entre nueve y quince parejas de humanos de varias razas. Pilotaba la nave un quetzalcóatl, que los iba a salvar de la extinción.
martes, 28 de diciembre de 2010
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Bífidus
A Mamá le han hecho una resonancia. Está bien. Sólo querían saber qué tal va la serpiente que lleva dentro. Al parecer se la tragó cuando era niña, mientras dormía en el campo. El bicho mide ahora unos nueve metros y ha empezado a moverse más deprisa. Está inquieta. Dicen que con ese tamaño debería comer burros y cabras, pero Mamá no quiere.
jueves, 16 de diciembre de 2010
Filandón, hijo del vendaval.
Hacía viento afuera. Un auténtico vendaval. Dentro de la casa, sin embargo, flotaban pesadas nubes de un aire caliente que olía a vino denso.
En el centro de la estancia, como hicieran las abuelas, encendió Urbico una hermosa lumbre; la avivaba Manuel con un palo largo. Junto al hogar, desordenadas, seis botellas, seis vasos, seis historias por contar, doce pies descalzos.
Será un cálido encuentro. Seguro.
lunes, 13 de diciembre de 2010
Elipsis amiloidea
o -a la mierda, por favor-
Tal vez fueran los , pero yo siempre pensé que eran las termitas. De noche, en aquel establo reformado, a los pies del Pirineo, se oían arañazos y en la madera de las vigas. Eso es exactamente lo que ahora oigo aquí arriba; con la diferencia de que esto no es el techo, sino mi cabeza, y lo que se deshace es mi cerebro. En el suelo quedarán, como serrín, los restos de lo que olvido; que ahora son sólo palabras, pero que dentro de un tiempo –dicen- serán recuerdos, nombres, caras, funciones.
En resumen, me ha dicho el que dentro de un par de años, alguien, que yo no reconoceré como mi propia hija, llorará mientras me limpia el barro de la cara en un parque desconocido a varios de mi casa, seis o siete horas después de haberme extraviado; y yo sonreiré asustado.
Así que ahora, con permiso, cojo este , aprieto el y os dejo tranquilos. Muchas gracias.
Aloysius Marktbreit
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Homo hominis Canis lupus
Vuelvo a casa de noche.
Un perro cruza la calle con su dueño.
De la mano del dueño cuelga la correa.
De la boca del perro cuelga el dueño.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Extirpación del egocentrismo
Había en el colegio un muro de piedra. Del muro salía una manivela. Los pequeños pegábamos la cabeza al muro y girábamos la manivela. Y el mundo se movía. La prueba eran las nubes.
Todos los días había un niño haciendo girar la manivela, y mirando al cielo, sonriendo, satisfecho de que el mundo anduviera.
Un día alguien arrancó la manivela.
Así que debe de haber otras manivelas, menos mal.
viernes, 26 de noviembre de 2010
Perdón, gracias, fíjate y un garbanzo.
Esto no es un micro
ni es un romance ni un verso (Silvio)
No es un micro -digo- porque los viernes son para otra cosa, la que sea. O no.
Perdón, a todos, por no comentar en vuestros blogs, me desborda, y últimamente tengo mucho trabajo, del ineludible, del no procrastinable, del de verdad.
Gracias, Pablo, porque tu texto de hoy me ha hecho una tremenda ilusión. Nunca me había visto merecedor de un micro. Y si Pi é 3.141592, e é 2.718281.
Fíjate, que a pesar de ser contrario al autobombo, me ha hecho también mucha ilusión un accésit en el Certamen de Historias sobre el Cerebro, que organizaba la SEN. Un cuento, no un micro. Va por mis neurocolegas de Göttingen. Y fíjate que hoy he comprado Relatos en Cadena III, con un maravilloso prólogo de Uma Thurman. Gracias, Uma.
Un garbanzo. Sin desbarres no soy yo, así que ahí va mi escatolohistoria real del día en que Pablo me regaló un micro.
Pañal
Hoy es el primer día de mi hija sin pañal.
Acabo de encontrar un garbanzo en el suelo. Estaba usado.
lunes, 22 de noviembre de 2010
Monóxido
No llorés, Mamita. No llorés, ché, vieja. Verás que vuelve ahorita. No se fue. Viene ahorita. Olvidó darte un beso, yo lo vi. Estaba medio triste Papá. Vos también, lo sé.
Ahora está en el garaje, hace rato, en el auto. Se oye el motor. ¿Lo oís? Lo dejó prendido porque está pensando. No está oyendo la música. Está pensando. Hace mucho, mucho rato.
Vendrá Papá. ¿Sí?
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Diopstriptease
Oiga doctor,
quisiera de vuelta
mi miopía.
Quisiera que corte,
que pinche, que ponga,
que quite, que borre.
Oiga doctor,
yo quiero de vuelta
mi cristalino
deforme, changado.
Mi cristalino
como era, vidrioso.
Oiga doctor,
yo miro de noche
al cielo.
Yo quiero de vuelta
mi luna de miope
borrosa, frondosa.
Mi luna de miope,
sin detalles,
no los quiero,
déselos a otro.
Oiga doctor,
quisiera de vuelta
mi miopía.
Por no hablar
de las estrellas.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Halley
Fue en 1910. Jugaban en un bosque. Agarrando la botella del cuello, la joven entrecerraba los ojos y fingía no mirar a la piñata.
Levantó el brazo, giró la muñeca y se detuvo en seco, maravillada ante el espectáculo de la estrella que surcaba, encendida, los restos de vino en la botella.
Habían pasado casi ochenta años cuando mi abuela y yo observamos el cometa Halley desde su balcón.
-Ya lo vi antes –me dijo-. Lo tuve un rato en una botella.
lunes, 8 de noviembre de 2010
Emanorados
Isabel y Damián paseaban siempre unidos de la mano.
En invierno, metían las dos manos en un bolsillo. En verano las mecían con esa alegría infantil de jubilados optimistas.
Cuando Isabel murió, Damián casi no sintió dolor. Sólo mucha pena.
Aterrados, en el tanatorio, familiares y amigos despidieron al cuerpo de Isabel; peinada, sonriente, con las tres manos sobre el pecho.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Aspavientos de Wurlington
Paseando con Wurlington por unos campos cercanos reconocí no haber leído El Quijote. Él no le dio importancia, como a muchas otras cosas importantes. Quedó, sin embargo, observando los enormes molinos blancos que nos han ido creciendo como descomunales setas paradójicamente energéticas.
-¿Sabes con qué hago yo aspavientos? –me dijo-. Con las fotos en internet. Con lo que significan, con lo que quieren significar. Te diré una cosa: Hay hombres que retratan su rostro desde abajo, y mujeres que lo retratan desde arriba. El resto, sencillamente, se fotografían.
jueves, 28 de octubre de 2010
Trimbury Forest
No era un fantasma quien surgió entre la niebla, aparentemente, sino Shirley Appleton, joven, picante y muy cariñosa. Llegaba antes de tiempo a su cita con Jim Chesappey, cubierta únicamente con aquella túnica blanca, y rodeada por un aura de felicidad carnal tan apasionada que casi hizo olvidar al joven Chesappey que su caballo estaba todavía suelto. Entre las escasas virtudes públicas de la dulce Shirley estaba, menos mal, la de la más escrupulosa puntualidad, aunque al ardiente Jim no le pareció impropio que llegara temprano a una cita romántica en el bosque.
Tras todo aquello por lo que un joven fogoso desearía pasar una noche al raso en los bosques de Trimbury en pleno mes de Noviembre, Jim Chesappey despertó sobresaltado con el ruido de pisadas, se levantó y vio su propio cuerpo desnudo y sin vida en el suelo, al tiempo que aparecía entre la niebla la mismísima Shirley Appleton, joven, picante y extremadamente puntual.
lunes, 25 de octubre de 2010
Motu proprio
El chino que trabaja conmigo me ha regalado un reloj. Es una réplica del despertador clásico, pero de plástico. Funciona con una pila, y en lugar de hacer TAC TAC TAC hace sólo un suave lerelerelere, así que apenas lo oigo.
Hace dos minutos lo he mirado. Iba muy deprisa.
El segundero se movía rápido. Demasiado rápido. En cuanto ha notado que lo observaba, ha acomodado el movimiento de la aguja hasta un ligero segundo por cada segundo. Pero ahora ya lo sé. Tomo nota. Lo apunto aquí, bajo el párrafo en el que anoté, hace ya un tiempo, que el paquete de tabaco se me acerca cuando no miro; que los cordones de los zapatos se retuercen espontáneamente hasta soltar el nudo; que el euroconector escapa poco a poco de la espalda del DVD.
miércoles, 20 de octubre de 2010
Prioridades borgianas (corregido)
A las tres oí llorar a mi hija. Estaba tumbada en la cuna, desconsolada, con el chupete en la boca.
Retiré con cuidado el chupete, que le incomodaba. Puse el libro gordo bajo su mejilla.
lunes, 18 de octubre de 2010
Prioridades borgianas
Ayer me quedé tarde escribiendo. A las dos oí llorar a mi hija. Tiene casi dos años. Estaba tumbada en la cuna, desconsolada, con el chupete en la boca y un libro gordo bajo la mejilla. Retiré con cuidado el libro, que le incomodaba.
A las tres oí llorar a mi hija. Estaba tumbada en la cuna, desconsolada, con el chupete en la boca.
Retiré con cuidado el chupete, que le incomodaba. Puse el libro gordo bajo su mejilla.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Saltarín
La gente se alarmaba cuando lo veía arrancar, a la carrera, directo a ellos. Pero él los saltaba igual. No le importaba que se asustaran, porque él –decía- sólo saltaba a mentirosos e indeseables. Contaba que estaba poseído por el impulso animal de pasárselos por el arco de triunfo.
Encontraron a Fernando, con las gafas en la mano, malherido, empotrado en una pared con propaganda electoral.
viernes, 8 de octubre de 2010
Made in Porrúa
Teodomiro Alwin Thurstonbury, de madre asturiana, compró una mochila en “Artesanía Mitológica Serafín”, de Gulpiyuri. Dentro encontró un papel que rezaba “Libro de Instrucción”. Y en otra línea: “Usar antes de las decisiones importantes. Made in Porrúa”.
Y la usó, siempre; cada noche antes de un juicio.
Ayer la asistenta encontró la mochila en un armario. La lavó a mano. Al tenderla en la terraza vio salir una enorme burbuja; una pompa de jabón, llena de un aire verdoso, que cayó al suelo y reventó con un ruido de lloros.
Esta mañana el Juez Thurstonbury, desoyendo un Real Decreto y una encuesta del CIS, ha fallado a favor de Sun Innovation & Development of Rustic Areas, otorgándoles la exclusividad de la palabra SIDRA.
Por la tarde el Juez Thurstonbury se ha colgado. A sus pies, un telegrama de Serafín Texu Carbayu: “Volcó la mochila, ¿verdad? Derramósele la justicia toda. Stop”
lunes, 4 de octubre de 2010
Farolas
Observé atentamente a los dos hombres. Uno, alto, de aspecto endeble, tenía cierto aire prepotente; el otro era bajo, compacto y rudo. Elegí al segundo. Transmitía calidez, confianza, como una manta en un sofá.
Le pregunté, y dijo que sí; pero su enorme mano no dejó de apretar mi muñeca.
Le di las gracias por permitirme ofrecer una explicación.
Luego le conté todo.
Mi hijo disfruta escuchando pequeñas historias. Son historias porque no son cuentos. Los cuentos se guardan en la estantería, y las historias en la cabeza.
Le hablaba a mi hijo sobre la nueva casa. Le prometí que en el techo de su habitación pegaríamos unas estrellas que brillen de noche, como las de verdad.
—¿Sabes cómo brillan las estrellas de verdad? —le dije a mi hijo.
—No —contestó—. De noche sólo veo las farolas.
De noche sólo veo las farolas.
El hombre me soltó, se quitó la gorra, jugueteó con su placa de policía y escrutó el cielo negro.
—Y cortó usted la luz —dijo.
—Sí —contesté.
—De toda la ciudad —insistió.
—Sí —dije.
—¿Y le han gustado? —preguntó—. Las estrellas.
—Mucho —respondí.
—Salga usted de aquí —dijo—. Y abrigue al crío.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Un, dos, tres...
Han encontrado el cuerpo de un niño momificado en el hueco de un roble.
Lord Sickwendall ha intentado que no se lo llevaran, aduciendo que son sus tierras, que es un descubrimiento arqueológico inusual y que tamaño hallazgo no debería profanarse.
Lady Chipperton está declarando en comisaría, dice que su hermano desapareció en el bosque jugando al escondite con Lord Sickwendall. Dice que habían apostado tres libras por cada hora que tardara en encontrarlo. Dice que hace ya setenta y cuatro años.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Le llama tonto
Damián yace desplomado junto al sofá, inmóvil desde hace diez minutos. Julia todavía no ha llegado. Él se hace el muerto.
A Damián le gusta gastar bromas cuando está de buen humor. Julia siempre agita las manos delante de la cara, da saltitos y le llama tonto. Julia siempre dice que algún día se cansará de sus bromas y se irá.
Damián yace desplomado junto al sofá, inmóvil desde hace doce días. Julia todavía no ha llegado.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Cuentos murcianos VI, La Roja
The Red Ones |
-Fue un lío terrible –me dijo–. Algunos aún nos abrazábamos entre resbalones; luego nos agachamos a recoger las manos y a ordenarlas, pero no teníamos con qué cogerlas. Nos ayudó Julián, que se perdió el gol porque estaba en el baño...
–¿Y dónde están ahora las manos? –pregunté.
–Congeladas –dijo–, hasta que acabe el Tour.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Cuentos murcianos V, Selección natural
En la playa nos llamaban “Las Comadronas”, porque siempre estábamos poniendo a parir a todo el mundo. Veníamos las tres a primera hora, en fila de a una, yo siempre la última, porque tengo un pie torcido; por eso vine aquí la primera vez, por los barros y el yodo, que son muy buenos para los huesos.
La primera iba la Florencia, que mandaba la que más, y era la única que podía con la sombrilla. Luego venía la Rosario, flaca como un demonio, y mala, muy mala, pero divertida, a su manera.
La playa la pisaba siempre primero la Florencia, que era la jefa. A veces la Rosario le sacaba una cabeza, si a la Florencia le daba por toser. Pero a mí nunca me dejaron ganar. Una vez casi lo consigo. Estuve entrenando en casa. En vez de ver la telenovela me levantaba y andaba deprisa por el pasillo. Pero no me dejaron. El día que lo intenté, la Florencia carraspeó y aceleró el paso; sacó el pincho de la sombrilla y lo tuvo todo el rato cerca de mi cara, hasta que desistí y volví a mi puesto en la fila. La Rosario se reía.
En Junio de este año la Florencia murió, pobrecita. Le dio la tos en la playa, justo el día en que se le cayeron los caramelos del bolso al cruzar la calle. Yo no me agaché a recogerlos porque también ando un poco mal de la espalda.
Feet-print |
A los pocos días la Rosario murió, pobrecita. La convencí para que intentara llevar la sombrilla ella sola. Y la llevó, pobrecita, justo el día aquél de los vientos tan fuertes. Fue visto y no visto, abrir la sombrilla y adiós la Rosario.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Cuentos murcianos, IV Tsunami
Yo me he centrado en el foso y en la muralla con barbacana. Él ha dedicado más tiempo a las torres, demasiado altas para mi gusto.
Había algo de complicidad; silbábamos a dúo “When Johnny came marching home” y asentíamos absortos.
Hemos puesto tanto empeño en los detalles, nos hemos acercado tanto, hemos imaginado los ángulos subjetivos de tal forma, que al cabo estábamos los dos dentro de nuestros castillos, recorriendo los pasillos, cruzando el patio de armas con nuestras mínimas zancadas.
Él ha disparado una cáscara de pistacho. Yo he respondido con una colilla de Marlboro y un hueso de aceituna. Nos hemos reído. Mientras tanto he dado forma a las troneras y al paseo de ronda.
Iba todo de maravilla hasta que han venido los críos con los cubos llenos de agua.
martes, 14 de septiembre de 2010
lunes, 13 de septiembre de 2010
Cuentos murcianos III, Hallazgos
Bucket and Spade |
Veinte o treinta curiosos se agolparon alrededor, casi pisándola.
Dijeron en televisión que había entrado un tiburón en el mar Menor. En la playa, mi hijo, con la pala y el cubo en la mano, gritó: “¡El tiburón!”.
Varios cientos de exaltados lo rodearon, amenazados; amenazantes.
Dijeron en televisión que la gente, en general, es prudente y cabal. En la playa, tomé el cubo y la pala y grité: “¡Una bolsa llena de sentido común!”.
Sólo mi hijo se acercó y preguntó: “¿Flota?”.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Cuentos murcianos, II
Handicapé
Esta mañana he visto a un tipo con muy poca pinta de socorrista tirando del carro amarillo. Los socorristas no son tan pálidos. Junto a él caminaba despacio una mujer con aspecto serio. Se mordía las uñas. Suelo verla en la playa, siempre cabizbaja. Su marido le grita mucho. Hoy no gritaba; iba dormido en el carro.
Después de un rato ha salido del agua el pálido tirando del carro vacío. Junto a él iba la mujer, fresca y sonriente. Con la cabeza bien alta.
jueves, 2 de septiembre de 2010
Cuentos murcianos, I
Esta mañana, como todas, el hombre ha sacado su martillo y, arrodillado, ha clavado con furia los hierros en la arena. Tiene fuerza. Ojalá siempre tenga unos hierros a mano para desahogarse.
Esta mañana, como todas, su mujer le ha dicho que podría haber clavado los hierros un poco más allá. Pero hoy, sólo hoy, él le ha hecho caso. Se ha levantado con parsimonia y se ha sacudido la arena de las rodillas. Después, inclinándose un poco, ha agarrado los hierros con esas manos temibles. Todos hemos contenido el aliento, menos mal.
Con un impulso entre divino y equino el hombre ha estirado con todas sus fuerzas; un latigazo, una rápida sacudida, como si quisiera llevarse el mantel y dejar las copas de pie.
Y eso ha hecho. Con un amplio movimiento de su brazo derecho, el hombre ha conseguido que la playa saliera disparada, resbalando bajo nuestros pies, y quedara, andrajosa, colgando de los puñeteros hierros.
Luego, con los hierros en alto y un extenso manto de arena tras de sí, el hombre ha mirado a su mujer, inquisitivo.
lunes, 30 de agosto de 2010
Wurlington interpreta los sueños
Wurlington movió las orejas en un gesto que le caracteriza, y que indica que está prestando la máxima atención.
Wurlington siempre ha querido ser un experto en la interpretación de los sueños. Yo no digo que no lo sea; sólo pienso que es muy poco convincente. Una vez quiso persuadir a Lady Traumworth de que aquellas pesadillas en las que despertaba bañada en sudor y gritando ¡Tally-ho!; eran consecuencia de su afición al bacarrá, y hacían obvia alusión al calor que hace en los casinos. Fue entonces cuando descubrimos que Wurlington era el único que desconocía la sórdida relación entre Lady Traumworth y el mozo que cuidaba de los perros de Lord Traumworth. También fue entonces cuando Lord Traumworth decidió doblar el número de perros en su jauría. Al mismo tiempo contrató a un nuevo mozo, más apuesto y más alto que el primero. Luego compró pistolas para ambos.
Por ésta y por otras historias semejantes ya nadie hace caso de las interpretaciones de Wurlington acerca de los sueños, si bien las escuchamos con sumo deleite, siempre dispuestos a sonreír y a avisarle de algún romance que le haya pasado desapercibido.
Bien. Yo acababa de contarle a Wurlington que había soñado con mi mujer. Él apenas me dio tiempo a entrar en detalles y ya estaba disertando acerca de la conveniencia de soñar con una u otra mujer, para acabar rematando el discurso con un rotundo:
–Soñar con la mujer de uno mismo significa, sin duda, una restricción evidente del sueño, al que se limita, se recorta, se lo aleja del reflejo del subconsciente. Querido, los sueños son para rozar con la punta de los dedos todo aquello que de verdad deseamos... Y, ¡oh!... ¡Oh, cielos, rufián afortunado! ¿De verdad soñó usted con su mujer?
jueves, 26 de agosto de 2010
Linda Cathleen
Encuentro el mío y arranco. El jefe saluda.
Cathleen camina por el parking. Es nueva. Linda. Lo más lindo. Morocha, menuda, con enormes ojos negros en forma de bombilla de mate... Igual. Me la quedé mirando. Ella me vio. Sonrió Cathleen, lindos dientes escoceses. La saludé. Linda Cathleen.
Pisé algo.
Arrollé al jefe. Boludo de mierda, ahí parado.
Bajé del auto. Vi que me señalaba.
Mi jefe culpa a la gente. Es un gran repartidor de mierda.
Me acusaría. “No miraste, no sabés manejar, tarado”.
Tomé su cabeza y la golpeé en el piso. Varias veces. No quise escuchar. Lo maté porque miré a Cathleen. Linda Cathleen.
El jefe aún me agarró la camisa.
–Fue mi culpa –dijo–. Me quedé mirando a la morochita escocesa –dijo–. Linda –dijo–. Lo más lindo.
viernes, 20 de agosto de 2010
Scusi
Mamá era abogada, de ésas que consiguen que los malos no salgan bajo fianza. Decían que incluso el estrado temblaba cuando mamá interrogaba.
Yo sólo recuerdo que cantaba canciones de Sarah Vaughan mientras untaba la mermelada en mis tostadas. Cantaba como los ángeles, o, mejor, como Sarah. Y exprimía las naranjas, y dejaba el zumo sobre la mesa al tiempo que me revolvía el pelo y tarareaba “despierta marmota”.
Hace ya veinte años que mamá no está.
Y hace ya veinte años que recibo por correo, cada seis de Enero, un disco de vinilo de Sarah Vaughan. Alguno se ha repetido. Lo que no cambia nunca es la nota que lo acompaña:
“Mis excusas, bambino. Jamás maté a otra mujer con la voz tan bella.
Palermo, a 31 de Diciembre...”
miércoles, 18 de agosto de 2010
Platonicol Complex
A mi me da igual, porque, a eso de las once, jadeo un poco y toso con un ruido como de arrastrar sillas. Abren la ventana de clase para que respire. Saco la cabeza y te veo venir por la calle Bergamín, con tu falda de cuadros y los calcetines caídos.
¡Qué buen jarabe, tu sonrisa!
Fresca, brillante, antihistamínica.
lunes, 16 de agosto de 2010
Cool Hand Luke
Cool Hand Luke |
Sus amigos, sin embargo, sabíamos que tenía en la cabeza un pequeño interruptor con forma de Óscar, una palanca escondida que sonaba con un ruido como de claqueta. Algo capaz de hacer que se quedara mirando al cielo y dijera: “Me encanta el olor del Napalm por la mañana”, o “Yo tenía una granja en África”.
El día que lo encerraron, todos pudimos imaginar la mirada indomable en sus pardos ojos de Paul Newman mediterráneo. Defendía a su propio hijo por pisarle la cabeza a un hombre con bigote, cuando, sobre un andamio, una joven comenzó a limpiar con su esponja la ventanilla abatible de la cristalera de la sala número tres.
Damián sonrió, miró al juez y gritó: “Puedo comer cincuenta huevos”.
viernes, 13 de agosto de 2010
No funcionó
Empujamos en vano con palancas, con los hombros. Alguien trajo desde Chimbacuaya la única grúa que había en la zona. Enganchamos las cadenas, anudamos las cinchas y cruzamos los dedos. Imposible.
No tuvo el alcalde tiempo ni ganas de volver a llamarles para que no vinieran, así que salimos todos por televisión, cabizbajos, humillados.
En un pueblo pequeño pueden darse dos casualidades a lo largo de un siglo. En el nuestro se dieron las dos casi a la vez.
Primero aterrizó el platillo.
Luego cayó el elefante.
lunes, 9 de agosto de 2010
Bowling for Meschiya Lake
La hermana pequeña toma en sus manos una enorme pelota de madera y se esconde tras la esquina de una casa vieja de Bourbon Street. Mientras tanto, Meschiya Lake mueve esos tobillos apenas tatuados y entona canciones que paralizan a cuatro de cada seis peatones. Se detienen gustosos, felices, encantados.
Y ya no pueden echar a andar.
Entonces la hermana pequeña sale de su escondite, da tres pasos y gira el cuerpo con gracia mientras arroja la pesada pelota y derriba unos cuantos paralizados.
La hermana de Meschiya es sordomuda; y Meschiya se siente culpable, porque no puede cantarle.
jueves, 5 de agosto de 2010
Reunión de jirafas
Cranes at sunset |
Esta mañana he mirado por la ventana. He contado ocho grúas trabajando, girando ese enorme cuello horizontal del que cuelgan tuberías, palés con ladrillos...
De pronto se han detenido. Todas han dirigido su morro hacia mi ventana. Una de ellas, la azul, ha inclinado la punta a un lado, como un animal curioso, vigilándome. Luego han empezado a moverse, la azul en cabeza, las amarillas detrás. Han ido hacia ese campo de trigo. Allí se están reuniendo, llegan de todos lados. Hay varios cientos. Viran sus cabezas y cuchichean. Luego miran hacia mi ventana. Vendrán. Seguro.
lunes, 2 de agosto de 2010
Pisarse una mano en casa de las Moorland
Maculinea arion, by PJC&Co |
Estando sentado sobre la cancela que separaba las tierras de Pontcanna y Llandaff, el joven Fiddlebrooke decidió increpar en voz alta a la pobre Bettysey Moorland, que pasaba por allí. Luego, la saludó moviendo los brazos al tiempo que tomaba aire con la boca abierta y aspiraba, sin querer, un enorme ejemplar de Maculinea arion.
El veterinario, tras practicarle una lepideptomía urgente, escuchó del propio Fiddlebrooke que el suceso era una señal, y que su vida iba a cambiar.
Comenzó entonces el joven Fiddlebrooke a frecuentar a la familia de las chicas Moorland, con la intención de aprender costumbres menos escuetas.
Nadie le dijo que las señoritas Moorland son peculiares en la intimidad. La mayor, Valentine, se pisó una mano después de atarse una bota, Eilir convenció a un ladrón de que se fuera sin robar y dejando propina, Cathleen gusta de apostar con la gente sobre cualquier cosa, pero siempre poco dinero; Bettysey suele mostrar su brazo derecho, musculoso como el del herrero porque escribe muchos cuentos para niños; y Jumble, la menor, dice que donde ella siempre ha tenido mucha fuerza es en la mandíbula.
Ayer el joven Fiddlebrooke volvió a casa del veterinario; había conseguido introducirse en el ombligo cuarenta y tres garbanzos medianos.
viernes, 30 de julio de 2010
Parker Jiggleton y el hijo de Jumble
Morfeo, molesto por la intromisión, dejó a un lado las riendas con las que tira de los ojos en fase REM y pellizcó a un lado de la consciencia del hijo de Jumble. Éste, sobresaltado, escuchó cómo Parker Jiggleton solicitaba el honor de ser protagonista de uno de sus relatos.
El hijo de Jumble dijo que sí, y siguió durmiendo.
Para la nueva propuesta de Anónima Mente: Reunión de Meta-Micro-Relatos
jueves, 29 de julio de 2010
Naturaleza muerta
Era su segunda mujer, pero no sé si era mi bisabuela, porque también tuvo hijos con la primera.
Tengo una falsa memoria que me ronda, pues no sé si realmente yo vi esa fotografía. Tampoco sé si, viendo la fotografía, entendería por qué la sacó.
También fotografió muchas otras cosas que no eran su mujer.
lunes, 26 de julio de 2010
Prioridades
Impecable en su traje de tweed, se dirigió a la biblioteca y repasó los sobres lacrados que contenían el pago de sus trabajos recientes. Tomó su maletín de encima de la mesa y echó un último vistazo a la pizarra de tareas:
“Visitar diácono por su cumpleaños.
Comprar jengibre.
Recoger partituras de casa del luthier.
Degollar Lady Jane.
Paseo con Lady Brumber”.
Cerró los ojos y respiró hondo. ¡Cómo odiaba visitar al diácono!
martes, 20 de julio de 2010
Tuba Skinny
Discutía con mi querido Wurlington acerca de la conveniencia del Twist en la corteza de limón que añadimos siempre al Gin-Tonic. Él prefiere no retorcerla, mientras que yo –si previamente se ha limpiado el limón– agradezco ese sabor en el borde del vaso.
Wurlington sonreía con cierta condescendencia, pues su opinión, en su opinión, es siempre la obvia y la objetiva. Odioso, pero elegante, sin duda.
La condescendencia, así como la precipitación a la hora de abalanzarse sobre su pinta de Guinness, son detalles que hacen de Wurlington un ser al que se ama y se odia según la hora y el día de la semana.
Recuerdo con exactitud que levantaba en aquel momento mi mano derecha para cortar, tajante, su absurda disertación; cuando pasamos junto a un grupo de gente que escuchaba tocar a un sexteto de New Orleans. La vocalista alzó el mentón con la seguridad de quien se sabe portador de una nuez digna de encomio, y comenzó a cantar.
No tuve tiempo de sujetar a Wurlington.
Más tarde, avergonzado, observaba cómo la cantante –Erika, se llamaba– recomponía su vestido y secaba de babas su cara.
-¿Chupa siempre a todo el mundo? –preguntó Erika.
-Por supuesto que no –dije acariciando a Wurlington–. Sólo si le apasiona y está de buen humor.
jueves, 15 de julio de 2010
Enorme premio
Por fin en mis manos. En la foto luce bien, pero en persona es mucho mejor.
Ibuprofeno, psicoanálisis y soledad de consumo.
El día en que Rindelburn Kiddlethorpe abrió la puerta del armario para mostrar a su mejor amigo que la esposa de éste último no estaba allí, intuyó rápidamente que debería haber abierto el mueble desde dentro, pues la casa no era la suya. Por otro lado, el hecho de que el cornudo entrara cabizbajo en el armario, le hizo pensar que tal vez el hombre no tuviera celos de él sino de ella.
Halagado y confundido, se limitó a gritar, a quien quisiera oírle, que estaba cansado y que le dolía la cabeza.
Su amigo desde el armario, la mujer de éste bajo la cama, y la hija de ambos en el balcón, se limitaron a asentir en silencio.
jueves, 8 de julio de 2010
Guerra
No, no. Que lo cubro yo. Que él va a faltar unos días, pero que yo trabajo doble y ya está.
Bueno, preferiría no contarle.
Tiene usted razón, pero que conste que yo todo esto no se lo he dicho. A saber, brevemente: Esta mañana hemos ido donde las chabolas que venden mierda. Droga, sí, eso. Allí, rebuscando, hemos encontrado un chamizo de ladrillo. Y allí, encerrada, una cría desnuda, toda sucia, muerta de hambre. Retrasada, autista, o yo qué sé. Autista pone; pues autista. Y el hijoputa del padre... Sí, lo que sea. El padre va y dice que la tenían ahí porque daba mucha guerra.
Cuando se han llevado a la chavala me he encontrado con el sargento llorando en un rincón. No, el otro, Peláez. Sí, ya sé que es un bestia, pero lloraba el hombre. Y me ha explicado que estuvo en Kosovo, y que la guerra es otra cosa.
¿Cómo entonces?
Ah, eso. Sí. Que Peláez se queda allí unos días, dice. Ha cogido al padre de una mano, a la madre de la otra y se ha metido con ellos al chamizo. Y ha cerrado por dentro, sí.
Que les iba a explicar lo que es dar guerra.
martes, 29 de junio de 2010
El orgullo de Bueno Wilson Ollacarizqueta
No pudo ser hasta una jornada después de que llegara el vapor, pues le traían un nuevo kyse, largo y afilado, pesado pero certero.
Volvió a casa desde el embarcadero poniendo a prueba el kyse, azotando ramas y cortando lianas, templando el tajo. Durmió en la jungla con el kyse envuelto en hojas de pindo, porque todos saben que el kyse para matar sólo se puede lavar con agua del río, y no quería cortarse y tener que volver atrás.
Llegó, por fin, cuando la tarde ahogaba los últimos rayos de Kuarahy tras los árboles altos donde viven los animales que ríen. Esperó fuera, oyendo cómo, dentro de la casa, Matilde Azcona Urbach trasteaba con la piedra de moler y cantaba algo de Zitarrosa.
En el rato en que se tarda en ordeñar seis cabras -si ninguna escapa- el silencio se apoderó del claro. Poco después, Matilde se durmió y retomó su leve ronquido de cada noche. Otro rato pasó, y se oyeron más ruidos en la casa. Bueno Wilson Ollacarizqueta empuñó el kyse y golpeó la puerta mientras gritaba “¡adiós, maldita!”.
Más tarde, arrodillado en el suelo junto a Matilde Azcona Urbach, recogía la arena manchada de sangre. Esa noche durmieron los dos tranquilos. Matilde, aliviada, porque los bichos muertos ya no matan. Bueno Wilson, orgulloso, salvado su honor, pues el yaguareté que mate a un cazador habrá de ser macho y feroz; no una hembra, por grande que sea.
jueves, 24 de junio de 2010
Disvandos y labderios
Cabalgaba a mi espalda sus dos o tres años de rizos castaños mientras gritaba atatán; sonreía las cuatro comisuras de sus ojos azules como el cielo de Belzunce. Aprendí con ella a reírme abiertamente, pues llamaba relámpagos a los espárragos y ataba sus sandalias con Sevillas.
Dibujaba disvandos como dinosaurios hipopotámicos, rosas y rojos, verdes y azules, en papeles DIN A4 que guardo donde sólo la enfermedad podrá borrarlos.
Hace más de treinta años de aquello.
La pobre Clara cuida ahora de mis hijos, de mis padres, de mí mismo. Y no puedo ya llevarla a mi espalda, porque soy viejo y porque no le hará gracia. Además, ella tiene su trabajo y su música.
Así que en los últimos meses, con ayuda de un dios pequeño y un monstruo grande que había en un armario, le he fabricado en el garaje un labderio enorme; sea lo que sea, que decida ella.
miércoles, 23 de junio de 2010
Mujeres II
Damián, divertido, vigilaba a sus hermanos, sabedor de que él, que ya la vio, no la volvería a ver; y convencido de que ellos, que buscaban, no sabrían si ya la habían visto.
lunes, 21 de junio de 2010
Un aplauso para Pablo.
Un aplauso (largo) a la iniciativa, la gestión y el éxito.
Ha sido un ejemplo de un montón de cosas para un montón de gente.
miércoles, 16 de junio de 2010
lunes, 14 de junio de 2010
Para qué sirve un hijo
Con sus hermanas la cosa era más Leroy Merlin, armarios, ventanas, taladrar...; aunque una de ellas, más sincera, también le quería muy SEUR.
Su madre, sin embargo, le sonreía y le miraba como a un hijo mientras hablaban de Mishima, de Chéjov y de Murakami.
VENDAVAL DE MICROS 2010
VENDAVAL DE MICROS 2010 pretende convertirse en una fiesta del microrrelato, un lugar de encuentro anual donde todos los amantes de este género tan vivaz podamos compartir nuestra pasión en tiempo real.
http://vendavaldemicros2010.blogspot.com/
viernes, 11 de junio de 2010
Al terminar
Un día un tipo entró en la casa. Armado y violento, nos retuvo amenazados. La perra era tan buena que, al terminar, estuvo una hora lamiendo su mano. Parecía arrepentida, como queriendo resucitarlo.
jueves, 10 de junio de 2010
Hay un cierto placer...
J. Dryden
La he dejado allí, con el postre. No me ha ofrecido ni un poco de tarta.
miércoles, 9 de junio de 2010
Nuevas tecnologías, viejos problemas
Después de un rato intentando explicar con quién se había encontrado y cómo le habían obligado a quedarse un poco más, Edgardo vio que ella tomaba de la mesa el mando del DVD, le apuntaba a la cabeza y, suavemente, le bajaba el volumen. Cuando todo quedó en silencio él siguió gesticulando. Luego observó a su mujer apuntarle de nuevo con el mando y apretar el PAUSE.
Entonces, detenido en mitad de la cocina y con la misma cara de imbécil que siempre tuvo, Edgardo la vio sonreír, por fin, al tiempo que pulsaba EJECT.
martes, 8 de junio de 2010
Sistemas, mundos y conjunciones.
Antes, más joven y atrevido, Damián vivió en un mundo de facilidades. Era un mundo como de Mac; de funcionamiento engrasado, de sistema cuasi-perfecto y de diseño apetecible, pero excesivamente monopolista. Un dueño, un dios, un jefe y punto.
Ahora viaja Damián en un tren desvencijado, un tren achacoso y ñiquiñiqueante que avanza con la locomotora bien alta hacia un pequeño pueblo cuyo nombre no os diré. Dicen que allí viven un montón de escritores. Sentados en círculo, cada uno llora en el hombro del siguiente; cada uno lee los cuentos del anterior. Allí, en ese pueblo, se da una conjunción entre tangencial y asintótica de los diferentes sistemas multiversales. Las leyes que allí se conocen, rijan o no, son las que han caído por su propio peso de los sistemas que allí confluyen. O sea, el sistema allí es abierto pero se reconoce la autoría; si no haces nada, no pasa nada, las baterías duran siempre en tanto en cuanto se recargan, y el color de tu casa lo eliges tú.
En resumen, la gente que vive en ese pueblo no se asusta de fantasmas, porque pueden existir; no anda con la prisa del que sabe que el mundo se acaba, porque no se acaba; nadie depende de quién sino de cómo; y por las noches, después de cenar, siempre charlan un rato.
jueves, 3 de junio de 2010
El timo lógico
Su padre, como yo, fue un hombre culto, bebedor compulsivo que gozó de un dudoso buen humor. Así, en contra de lo que sus nombres pudieran sugerir, Eufemia, Ataxia y Distrofia no eran gordas, sino más bien flacas.
miércoles, 2 de junio de 2010
Perfecto
De lo que sí estoy seguro es de que sencillo, atento, ilusionado, cariñoso y detallista sí soy. Y, por lo tanto, un perfecto perdedor.
Para la Cuarta Propuesta de Anónima Mente: Reunión de Micro-Monólogo-Relatos
martes, 1 de junio de 2010
Grandes verdades
Ginés acababa de salir del bar, cabizbajo, escuálido y maltrecho. Lo despedí con un “ ánimo”, después de oírle decir las palabras “tratamiento” y “unos seis meses”, con las que respondió a mi “has perdido peso, ¿no?".
Ernesto acabó su rato de pensar. Me señaló con un dedo y dijo:
–Recién aprendiste dos cosas. Debes meditar antes de hablar; y no es lo mismo un flaco que un adelgazado.
lunes, 31 de mayo de 2010
Profesional
–Ya.
–...
– ¿Fue él?
–...
– ¿No sabían nada? ¿No se dieron cuenta antes?
–...
– ¿No lo ven entrar y salir?
–...
–Entonces, ¿cómo llegó allí?
–...
–Voy para allá.
–...
– ¿Antes no? O un poco más tarde.
–...
–No. Prisa no. Pero cuanto antes acabemos...
–...
–Tal vez para usted no sea importante...
–...
–De acuerdo. En diez minutos.
Damián se puso el abrigo, tomó su placa, dos cargadores y el arma.
–Hijo, vuelvo enseguida. Encontraron tu chaqueta. La tenía Héctor.
miércoles, 26 de mayo de 2010
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Voy a decirle algo que le hará más infeliz.
Han puesto en mi oficina una nueva máquina de comida. Es mucho más alta que la anterior. Así como los rascacielos son cada vez mucho mayores que los anteriores.
Las patatas que yo suelo comer están en la fila de arriba –en el último piso–. Pulso el 15 y observo los alambres girar sobre sí mismos. Y no quiero mirar, pero miro.
Antes las patatas simplemente caían. Ahora que están más altas –en el último piso– ya no se limitan a caer. Ahora saltan al vacío.
Haga lo que hace todo el mundo. Mire hacia otro lado.
martes, 25 de mayo de 2010
El gato con botas revisited
En esta época del año, las mascotas en Saint-Moritz involucionan con sus amos.
lunes, 24 de mayo de 2010
Soft and only
La de los días soleados taconea al llegar, deja su bolso en la silla, me observa, ladea la cabeza y me peina. Luego coge el bolso de la silla, se sienta, juguetea con el móvil y se va.
Mi preferida viene todos los días. Huele bien. Pone sus dedos a los lados de mi boca y luego estira hasta hacerme sonreír. Ésa no es hija mía.
jueves, 20 de mayo de 2010
La garganta del sinsonte
– Los pelos de punta, ha dicho, ¿no? –dijo el juez, sonriendo– prosiga.
– Gracias. Por el bien de las generaciones presentes y futuras, y de la señorita en cuestión, le ruego tenga a bien estimar las grabaciones aquí almacenadas como evidencias suficientes que avalen la necesidad de considerar la voz de la interpelada como “Patrimonio de la Humanidad” y por tanto... ¿De qué se ríe Su Señoría?
– Proceda buen hombre –dijo el juez– , pero rapidito.
– Prueba número uno. “Moody’s Mood For Love”
[...]
– ¿Señoría? ¿Eso son lágrimas? ¿Y los pelos?
– De punta, abogado –dijo el juez– . Traigan aquí a esa mujer.
lunes, 17 de mayo de 2010
Ectosimbiosis
He visto un anuncio en el periódico: “Colchones” –decía–. “Arreglos, consultas, apaños con la garantía”.
He ido hasta allí. La puerta estaba abierta. He mirado dentro. Sentado ante el escritorio, un hombre de aspecto terriblemente profesional escuchaba a mi colchón quejarse.
– No descanso –decía con acento de látex–. Tengo al inquilino deforme, vencido, como desestructurado.
viernes, 14 de mayo de 2010
Petit Toulouse
Lo observaba desde arriba y me hacía gracia lo escaso de su pelo, la longitud de su abrupta nariz.
Debieron de ser sus tupidas y expresivas cejas, que me impidieron ver cómo te sonreía.
-Esta gente contrahecha se muere pronto –te dije, queriendo dejar una pequeña piedra en el calcetín de tu conciencia-. Les cabe poca vida.
Por eso me extrañó morir tan pronto. Y más me extrañó morir de rabia. Fue el día en que os vi pasear riendo juntos, con gorjeos de pava en celo.
-Me abraza suave –dijiste-. Me abraza las rodillas.
jueves, 13 de mayo de 2010
Jura y Laurio
Sonreía a los hombres tranquilos y miraba atenta a los bebés, encandilada. Eso recuerdo.
La mujer que había dentro de mí, se ahogó hace ya tiempo en un cubo lleno de un líquido viscoso que olía a miedo y prejuicio.
Hace más de cuarenta años que mi esposa me mira como si entendiera. Tal vez vivía un hombre dentro de ella. Tal vez él sonreía a las mujeres tranquilas. Fue un hombre guapo. Casi seguro.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Qué susto
Llevaba dos días fuera, paseando, pensando en mi matrimonio; en irme, en quedarme.
Encontré al pequeño y su osito. Los cargué en brazos y los llevé a la cama.
La otra cama estaba vacía, en el suelo, arrugado, el pijama del mayor. Y una nota: “me voy”.
Lo busqué durante horas, en el jardín, en el garaje, en el parque, junto al río.
Cuando volví él estaba en su cama, despierto.
-¿A que no estaba cuando has venido? –dijo-. Qué susto, ¿eh? A mí me pasó igual contigo.
martes, 11 de mayo de 2010
Ensayos sobre la muerte II
Seguí viéndola. Hablábamos, paseábamos, se acercaba, me alejaba. Pero nunca supe pedirle perdón.
Ayer coincidimos en el hospital. Quise decirle algo, disculparme.
-Un golpe tonto –me dijo sonriendo-. Un par de radiografías y a casa.
Cuando vi al celador sacar su camilla me levanté. Y cuando vi la sábana cubriendo su rostro me senté.
En la sala de espera me agarro la cabeza, el pecho, la cara. En ese orden.
lunes, 10 de mayo de 2010
23 de Octubre - 22 de Noviembre
domingo, 9 de mayo de 2010
De la muerte y otras cosas normales a las que hay que acostumbrarse
lunes, 3 de mayo de 2010
Golden Retriever
El cartero salía del bar cuando yo salía de casa, de modo que nunca recibí mis cartas por la mañana. Lo veía caminar despacio -era cojo el cartero-. Llamaba en la casa del toldo amarillo y esperaba a que saliera el perro.
-Guau -decía el cartero.
-Guau -decía el Retriever.
El cartero le daba la correspondencia y seguía su camino.
Contemplé la escena cada día. Pensé en un inválido, pero vi a la mujer subida en el alféizar, limpiando los cristales. Pensé en un ciego, pero vi al hombre observando bajo la falda de la mujer que limpiaba los cristales.
Un sábado encontré a la mujer en el bazar. Llevaba en una mano un bote de limpiacristales y en la otra un liguero nuevo.
Le pregunté por el perro.
-Está bien, gracias -me dijo-. ¿Le hizo algo? ¿Lo tuvo esperando?
-No, no -contesté.- Sólo quiero saber por qué siempre abre el perro la puerta.
-Y... -dijo ella-. Echamos a suertes hace ya tiempito. A mi me tocó enseñarle el culo al viejo. Y al pobre Nelson, abrir la puerta.
Editado el 1 de Junio de 2010.
Golden Retriever, recibe mención en el Concurso #54 de Las Historias
viernes, 30 de abril de 2010
Receta obligatoria
Estaba vivo, se movía.
Es una frase:
"Un microrrelato jamás se explica. Funciona o no funciona." (Fernando Remitente)
Y vive aquí
Reflexiones:
1.- Cuando enfrentas al relato con el lector, si el lector requiere una explicación ¿por qué modificar el relato? ¿Podríamos modificar al lector?
2.-¿Es la explicación nuestra modificación del lector?
3.-¿Cuántos lectores pueden ser modificados por un solo relato? ¿Cuántos relatos explicados hacen falta para hacer irreconocible a un lector? "Soy yo, cariño, no te asustes. Me explicaron todo Chéjov. Sé que ahora parezco mayor."
4.- ¿Cuál es el umbral de relatos que un lector puede asumir sin pedir explicaciones? Superado ese umbral ¿se convierte el lector en el escritor?
5.- Hay que escribir cosas que el lector no entienda. De otro modo, si las entendiera, podría haberlas escrito él mismo; y nos faltarían a nosotros. En caso de que pida explicaciones, éstas habrán de ser ambiguas, de lo contrario poblaremos el mundo con una inmensa prole de "escrilectores" transgénicos dispuestos a "escrileer" nuestras propias obras...
jueves, 29 de abril de 2010
martes, 27 de abril de 2010
Reflejo
El hombre cuya cabeza se inclinaba hacia la izquierda conoció en el autobús a una mujer cuya cabeza se inclinaba a la derecha. Tras unos instantes durante los cuales ambos pensaron que el otro les tomaba el pelo, se sonrieron, hablaron de casi todo, fueron a tomar café y acabaron besándose.
La primera vez que fueron al cine, ella se sentó a la izquierda y él a la derecha, de modo que sus cabezas se rozaban a cada momento, y se apoyaban la una en la otra durante las escenas de amor.
El día que fueron a la librería, ambos hicieron un esfuerzo e inclinaron las cabezas al lado opuesto. Así pudieron leer los títulos de los libros que el otro hubiera comprado.
Rescatado V. De La ventana de Millás.
lunes, 26 de abril de 2010
Rescatado IV. Del concurso de Página2. Relatos con canción.
Sal esta noche
Rosalita era terriblemente fea. Se paraban a mirarla en la calle.
Tenía, sin embargo, una voz que todos los hombres habrían querido usar de despertador.
escuchar: Rosalita
25.09.08
Ornitológica
Atraparon a un hombre encaramado al campanario. Rociaba los nidos de cigüeña con aguarrás. Era el tonto Simón, que no quería tener hijos.
escuchar: El tonto Simón