Damián mantenía con su padre una relación bastante Kaspersky: Don Tomás sólo llamaba cuando le caducaba el antivirus.
Con sus hermanas la cosa era más Leroy Merlin, armarios, ventanas, taladrar...; aunque una de ellas, más sincera, también le quería muy SEUR.
Su madre, sin embargo, le sonreía y le miraba como a un hijo mientras hablaban de Mishima, de Chéjov y de Murakami.
Con sus hermanas la cosa era más Leroy Merlin, armarios, ventanas, taladrar...; aunque una de ellas, más sincera, también le quería muy SEUR.
Su madre, sin embargo, le sonreía y le miraba como a un hijo mientras hablaban de Mishima, de Chéjov y de Murakami.
Vaya, al menos has dejado bien a la madre ;). Yo le compro libros de Murakami, que le gusta mucho, a mi hija, espero que eso contribuya a que mejoren nuestras relaciones, que a veces son un poco conflictivas.
ResponderEliminarEs lo que tiene ser multiusos. A mí eso no me pasaría. Si acaso te pido el teléfono de Damián.
ResponderEliminarUn abrazo
jeje Me gustó, sobretodo por su originalidad. Nunca me había dado por pensar de esa manera en las relaciones padres-hijos... me dejas pensativo.
ResponderEliminarUn saludo indio
Ingeniosa manera de entender las relaciones entre familiares, esto da para mucho...
ResponderEliminarun saludo
Es lo que tienen las marcas, que nos marcan el día a día e incluso, las relaciones personales. Yo con mis amigos mantego una relación muy Mahou.
ResponderEliminarIgual hasta podríamos haber hecho un multianuncio, hablando de relaciones Mahou, conversaciones Blackberry, y abrazos trasnochados Beefeater.
ResponderEliminarGracias por las visitas.
P.
Damián le hubiera perdonado a su madre la falta de cultura si le daba amor.
ResponderEliminarUn abrazo
Relaciones de consumo. Son más frecuentes de lo que parece. Menos mal que cambiaste la inercia en la frase final.
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