lunes, 31 de octubre de 2011

Tren IV

En el andén suceden cosas. A veces el tren tarda en partir, como si quisiera quedarse un rato más. Los conductores miran por la ventana buscando qué los retiene; sin saber que son, inconscientes, las personas que esperan, porque al tren le interesan.
Otras veces, como el día en que te fuiste, el tren, al salir, revienta la inercia de los que lloramos de pie, y nos tambalea, nos mece, nos manda a la mierda elástica del vaivén de este puto dolor.



Tren IV (II)

En el andén
suceden cosas.

A veces el tren
tarda en partir,
quiere quedarse
un rato más.

El conductor busca
qué lo retiene;
sin saber que son,
inconscientes,
las personas que esperan,
que al tren le interesan.

Otras veces,
como el día en que te fuiste,
el tren que parte
revienta la inercia
de los que lloramos
de pie,
y nos tambalea,
nos mece,
nos manda a la mierda
elástica
del vaivén
de este puto dolor.

viernes, 21 de octubre de 2011

Tren III


A través de la ventanilla observo a una chica en el andén. Se despide sin lágrimas. Agita la mano por no tirarse del pelo, y sonríe con una boca de mentira piadosa, mostrando los dientes, que son como fracturas abiertas de los huesos de una ilusión.

martes, 11 de octubre de 2011

Tren II


Hoy he visto desde el tren, a lo lejos, un trozo de paisaje sin terminar. Faltaba el pasto, un maizal, arbolitos, qué sé yo. Una mano gigante se apresuraba a completarlo. Clavaba álamos en fila, extendía un trigal como la alfombra de un hotel, arrugaba una colina con la yema del pulgar.
¿Y cómo era la mano?
Ya les dije. Descomunal, negra, de garras largas en cada uno de los seis dedos. Como las nuestras, si las miran bien.

martes, 4 de octubre de 2011

Tren I

Observo desde el tren el cauce seco de un río que han convertido en autopista. Los autobuses lo remontan contracorriente hacia los lugares donde desovan; y vuelven, al fin, vacíos, a morir al barranco de los Sargazos.