Por fin en mis manos. En la foto luce bien, pero en persona es mucho mejor.
Ibuprofeno, psicoanálisis y soledad de consumo.
El día en que Rindelburn Kiddlethorpe abrió la puerta del armario para mostrar a su mejor amigo que la esposa de éste último no estaba allí, intuyó rápidamente que debería haber abierto el mueble desde dentro, pues la casa no era la suya. Por otro lado, el hecho de que el cornudo entrara cabizbajo en el armario, le hizo pensar que tal vez el hombre no tuviera celos de él sino de ella.
Halagado y confundido, se limitó a gritar, a quien quisiera oírle, que estaba cansado y que le dolía la cabeza.
Su amigo desde el armario, la mujer de éste bajo la cama, y la hija de ambos en el balcón, se limitaron a asentir en silencio.
No sé si ya te lo dije, enhorabuena por el reconocimiento.
ResponderEliminarUn saludo indio
Enhorabuena!
ResponderEliminarUn gran premio muy original, ¡enhorabuena! :)
ResponderEliminarjejeje, yo también lo recibí, es muy simpático. Felicidades.
ResponderEliminarBien, bien, me alegro que los cuentistas de plata hayan llegado sanos y salvos a su destino. Eso sí, pueden parecer muy monos, pero os aconsejo que no los expongáis a la luz del sol, ni los mojéis y queda terminantemente prohibido darles de comer a partir de la medianoche...
ResponderEliminar:P
Nievoso, bautizado con las evidentes razones que sólo mi hijo intuye, ha ocupado su sitio en la estantería, delante de Carver, Auster, Saki, Dahl, Millás...
ResponderEliminarGracias a todos, y sobre todo a ti, Acuática.
Enorme premio para enorme relato, Propílogo. Y veo que lo has dejado en buen sitio...
ResponderEliminarUn saludo.