Mi bisabuelo fotografió a su mujer. Su mujer estaba muerta, en la cama, después del parto.
Era su segunda mujer, pero no sé si era mi bisabuela, porque también tuvo hijos con la primera.
Tengo una falsa memoria que me ronda, pues no sé si realmente yo vi esa fotografía. Tampoco sé si, viendo la fotografía, entendería por qué la sacó.
También fotografió muchas otras cosas que no eran su mujer.
Era su segunda mujer, pero no sé si era mi bisabuela, porque también tuvo hijos con la primera.
Tengo una falsa memoria que me ronda, pues no sé si realmente yo vi esa fotografía. Tampoco sé si, viendo la fotografía, entendería por qué la sacó.
También fotografió muchas otras cosas que no eran su mujer.
uff qué duro este microrrelato!
ResponderEliminarUn saludo
Si escribir microrrelatos consiste en crear historias pequeñitas que produzcan impresiones grandes lo has conseguido Propílogo. Me has dejado una desazón que con el calor húmedo que disfrutamos por aquí se me ha quedado pegadita a la piel. Te debo una.
ResponderEliminarUn abrazo
La memoria tenue nos ronda en nuestra memoria, o era en nuestra imaginación. No lo sé, quizás algún día lo lleguemos a saber.
ResponderEliminarBlogsaludos
Anónima: Hay historias verídicas de sobremesa que cuesta recordar, que cuesta aceptar haber oído, que cuesta entender cómo sucedieron.
ResponderEliminarJesus, gracias. La impresión estaba ya creada. Esto es más distribución...
Adivín: Memoria, imaginación... la diferencia entre el recuerdo de lo imaginado e imaginar que se recuerda es sutil.
Saludos.
P.
Interesante el estilo quebrado. Trasuda demencia y otras cosas que no sé expresar.
ResponderEliminarUn admirado abrazo,
PABLO GONZ