Llevo unos días con un terrible dolor de espalda. Creo que no duermo bien, que no descanso. Parece que la culpa es del colchón. Lo noto deforme, vencido, como desestructurado.
He visto un anuncio en el periódico: “Colchones” –decía–. “Arreglos, consultas, apaños con la garantía”.
He ido hasta allí. La puerta estaba abierta. He mirado dentro. Sentado ante el escritorio, un hombre de aspecto terriblemente profesional escuchaba a mi colchón quejarse.
– No descanso –decía con acento de látex–. Tengo al inquilino deforme, vencido, como desestructurado.
He visto un anuncio en el periódico: “Colchones” –decía–. “Arreglos, consultas, apaños con la garantía”.
He ido hasta allí. La puerta estaba abierta. He mirado dentro. Sentado ante el escritorio, un hombre de aspecto terriblemente profesional escuchaba a mi colchón quejarse.
– No descanso –decía con acento de látex–. Tengo al inquilino deforme, vencido, como desestructurado.
Interesante. Es la primera vez que oigo hablar a un colchón. A partir de ahora pensaré más en el mío.
ResponderEliminarUn saludo,
PABLO GONZ
Sí señor, estoy de acuerdo, que a veces no es culpa de los colchones. Tengo poco éxito con las mujeres, ¿será que mi colchón es feo?. ¡Hombre!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Jejeje...¡muy original! A mí mi colchón me deja dormir bien. El que me da la lata es el despertador... ¬¬
ResponderEliminarTambién buenísimo, aunque este me ha hecho reír, cosa que también se agradece.
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