martes, 29 de junio de 2010

El orgullo de Bueno Wilson Ollacarizqueta

Hacía tiempo que Bueno Wilson Ollacarizqueta había decidido acabar con ella.
No pudo ser hasta una jornada después de que llegara el vapor, pues le traían un nuevo kyse, largo y afilado, pesado pero certero.
Volvió a casa desde el embarcadero poniendo a prueba el kyse, azotando ramas y cortando lianas, templando el tajo. Durmió en la jungla con el kyse envuelto en hojas de pindo, porque todos saben que el kyse para matar sólo se puede lavar con agua del río, y no quería cortarse y tener que volver atrás.
Llegó, por fin, cuando la tarde ahogaba los últimos rayos de Kuarahy tras los árboles altos donde viven los animales que ríen. Esperó fuera, oyendo cómo, dentro de la casa, Matilde Azcona Urbach trasteaba con la piedra de moler y cantaba algo de Zitarrosa.
En el rato en que se tarda en ordeñar seis cabras -si ninguna escapa- el silencio se apoderó del claro. Poco después, Matilde se durmió y retomó su leve ronquido de cada noche. Otro rato pasó, y se oyeron más ruidos en la casa. Bueno Wilson Ollacarizqueta empuñó el kyse y golpeó la puerta mientras gritaba “¡adiós, maldita!”.
Más tarde, arrodillado en el suelo junto a Matilde Azcona Urbach, recogía la arena manchada de sangre. Esa noche durmieron los dos tranquilos. Matilde, aliviada, porque los bichos muertos ya no matan. Bueno Wilson, orgulloso, salvado su honor, pues el yaguareté que mate a un cazador habrá de ser macho y feroz; no una hembra, por grande que sea.

jueves, 24 de junio de 2010

Disvandos y labderios

Tal vez la culpa no sea suya, pero, en gran medida, sí es responsable de mi desequilibrio. Y se lo agradezco.
Cabalgaba a mi espalda sus dos o tres años de rizos castaños mientras gritaba atatán; sonreía las cuatro comisuras de sus ojos azules como el cielo de Belzunce. Aprendí con ella a reírme abiertamente, pues llamaba relámpagos a los espárragos y ataba sus sandalias con Sevillas.
Dibujaba disvandos como dinosaurios hipopotámicos, rosas y rojos, verdes y azules, en papeles DIN A4 que guardo donde sólo la enfermedad podrá borrarlos.
Hace más de treinta años de aquello.
La pobre Clara cuida ahora de mis hijos, de mis padres, de mí mismo. Y no puedo ya llevarla a mi espalda, porque soy viejo y porque no le hará gracia. Además, ella tiene su trabajo y su música.
Así que en los últimos meses, con ayuda de un dios pequeño y un monstruo grande que había en un armario, le he fabricado en el garaje un labderio enorme; sea lo que sea, que decida ella.

miércoles, 23 de junio de 2010

Mujeres II

Damián, miope, poeta, susceptible y disponible, había contado a sus hermanos que un día se le acercó en el puerto una de esas bellezas que sólo se ven una vez. Desde entonces sus hermanos, exitosos expertos en el análisis superficial, paseaban por el puerto sin hablarse, observando con curiosa lascivia a cada mujer que se acercaba.
Damián, divertido, vigilaba a sus hermanos, sabedor de que él, que ya la vio, no la volvería a ver; y convencido de que ellos, que buscaban, no sabrían si ya la habían visto.


lunes, 21 de junio de 2010

Un aplauso para Pablo.

VENDAVAL DE MICROS.
Un aplauso (largo) a la iniciativa, la gestión y el éxito.
Ha sido un ejemplo de un montón de cosas para un montón de gente.

lunes, 14 de junio de 2010

Para qué sirve un hijo

Damián mantenía con su padre una relación bastante Kaspersky: Don Tomás sólo llamaba cuando le caducaba el antivirus.
Con sus hermanas la cosa era más Leroy Merlin, armarios, ventanas, taladrar...; aunque una de ellas, más sincera, también le quería muy SEUR.
Su madre, sin embargo, le sonreía y le miraba como a un hijo mientras hablaban de Mishima, de Chéjov y de Murakami.

VENDAVAL DE MICROS 2010


VENDAVAL DE MICROS 2010 pretende convertirse en una fiesta del microrrelato, un lugar de encuentro anual donde todos los amantes de este género tan vivaz podamos compartir nuestra pasión en tiempo real.

http://vendavaldemicros2010.blogspot.com/

viernes, 11 de junio de 2010

Al terminar

Me regalaron una perra Rottweiler, grande y noble; dócil e incomprendida como un Frankenstein arrodillado. Creo que tenía dientes sólo por un compromiso filogenético adquirido.
Un día un tipo entró en la casa. Armado y violento, nos retuvo amenazados. La perra era tan buena que, al terminar, estuvo una hora lamiendo su mano. Parecía arrepentida, como queriendo resucitarlo.

jueves, 10 de junio de 2010

Hay un cierto placer...

There is a pleasure sure in being mad which none but madmen know.
J. Dryden

Hoy he visto una loca en la calle. Hacía como si comiera. Sus manos, morenas y huesudas, se movían frente al pecho, manipulando un cuchillo y un tenedor imaginarios, y relativamente pequeños. Al pasar junto a ella me ha dicho que me sentara a ver pasar a los cuerdos. No sé por qué, supongo que porque no parecía peligrosa, pero me he sentado con ella. He estado un rato observando cómo cortaba su comida imaginaria, y cómo se la llevaba a la boca con la mano izquierda. Mantenía los cubiertos sobre el plato mientras masticaba, y volvía luego a cortar más carne. No ha parado ni un momento a beber un poco de vino, ni a usar la servilleta; y eso que ha estado un buen rato comiendo -son enormes las raciones que sirven aquí-.
La he dejado allí, con el postre. No me ha ofrecido ni un poco de tarta.

miércoles, 9 de junio de 2010

Nuevas tecnologías, viejos problemas

Aprovechando que ella se quedaba en casa a poner unas lavadoras y a cuidar de los críos, Edgardo salió a dar una vuelta. Volvió a la hora de comer, sin pan ni periódico, pero con cuatro Martinis.
Después de un rato intentando explicar con quién se había encontrado y cómo le habían obligado a quedarse un poco más, Edgardo vio que ella tomaba de la mesa el mando del DVD, le apuntaba a la cabeza y, suavemente, le bajaba el volumen. Cuando todo quedó en silencio él siguió gesticulando. Luego observó a su mujer apuntarle de nuevo con el mando y apretar el PAUSE.
Entonces, detenido en mitad de la cocina y con la misma cara de imbécil que siempre tuvo, Edgardo la vio sonreír, por fin, al tiempo que pulsaba EJECT.

martes, 8 de junio de 2010

Sistemas, mundos y conjunciones.

Damián vivió largo tiempo en un mundo entretenido, superficial en lo caótico y terrible en lo real. Era un mundo como de Windows. El dueño lo empezó, lo encendió y lo dejó andar a su aire. Y ahí lo dejó, sin tocar, viendo cómo el sistema se auto-copiaba, se auto-fagocitaba, se auto-destruía.
Antes, más joven y atrevido, Damián vivió en un mundo de facilidades. Era un mundo como de Mac; de funcionamiento engrasado, de sistema cuasi-perfecto y de diseño apetecible, pero excesivamente monopolista. Un dueño, un dios, un jefe y punto.
Ahora viaja Damián en un tren desvencijado, un tren achacoso y ñiquiñiqueante que avanza con la locomotora bien alta hacia un pequeño pueblo cuyo nombre no os diré. Dicen que allí viven un montón de escritores. Sentados en círculo, cada uno llora en el hombro del siguiente; cada uno lee los cuentos del anterior. Allí, en ese pueblo, se da una conjunción entre tangencial y asintótica de los diferentes sistemas multiversales. Las leyes que allí se conocen, rijan o no, son las que han caído por su propio peso de los sistemas que allí confluyen. O sea, el sistema allí es abierto pero se reconoce la autoría; si no haces nada, no pasa nada, las baterías duran siempre en tanto en cuanto se recargan, y el color de tu casa lo eliges tú.
En resumen, la gente que vive en ese pueblo no se asusta de fantasmas, porque pueden existir; no anda con la prisa del que sabe que el mundo se acaba, porque no se acaba; nadie depende de quién sino de cómo; y por las noches, después de cenar, siempre charlan un rato.


Inspirado por Pablo Gonz y Anónima Mente

jueves, 3 de junio de 2010

El timo lógico

No es asunto de risa. A mí, al menos, no me hace gracia. Eran tres hermanas. La mayor, sincera, directa y ofensiva en el hablar, se llamaba Eufemia. La mediana, saltadora de pértiga y malabarista en sus ratos libres, se llamaba Ataxia. La pequeña, modelo de ropa deportiva y profesora de aeróbic, se llamaba Distrofia.
Su padre, como yo, fue un hombre culto, bebedor compulsivo que gozó de un dudoso buen humor. Así, en contra de lo que sus nombres pudieran sugerir, Eufemia, Ataxia y Distrofia no eran gordas, sino más bien flacas.

miércoles, 2 de junio de 2010

Perfecto

Como consecuencia de un delicado ejercicio de introspección me defino con veracidad como un hombre sencillo, atento, ilusionado, cariñoso y detallista; es decir, un perfecto perdedor. Y habiendo sido capaz de darme cuenta yo mismo de que algo tan sencillo y de tan terribles consecuencias no hace sino llenarme de gozo por el éxito del propio análisis, concluyo, sin lugar a dudas, que soy un perfecto imbécil; lo cual proporciona un valor añadido a la inicial introspección, por su brillantez, a pesar de venir de un perfecto imbécil. O no, según se vea, pues el resultado de la introspección de un perfecto imbécil puede no ser más que una perfecta imbecilidad.
De lo que sí estoy seguro es de que sencillo, atento, ilusionado, cariñoso y detallista sí soy. Y, por lo tanto, un perfecto perdedor.


Para la Cuarta Propuesta de Anónima Mente: Reunión de Micro-Monólogo-Relatos

martes, 1 de junio de 2010

Grandes verdades

Ernesto tenía la costumbre de pensar durante mucho rato. Eso es lo que estuvo haciendo mientras yo bebía mi cerveza y apartaba aquellas amargas lágrimas de mis mejillas. Eran lágrimas de rabia y vergüenza, de ésas que no necesitan ruido ni jadeos para brotar.
Ginés acababa de salir del bar, cabizbajo, escuálido y maltrecho. Lo despedí con un “ ánimo”, después de oírle decir las palabras “tratamiento” y “unos seis meses”, con las que respondió a mi “has perdido peso, ¿no?".
Ernesto acabó su rato de pensar. Me señaló con un dedo y dijo:
–Recién aprendiste dos cosas. Debes meditar antes de hablar; y no es lo mismo un flaco que un adelgazado.