Había en el colegio un muro de piedra. Del muro salía una manivela. Los pequeños pegábamos la cabeza al muro y girábamos la manivela. Y el mundo se movía. La prueba eran las nubes.
Todos los días había un niño haciendo girar la manivela, y mirando al cielo, sonriendo, satisfecho de que el mundo anduviera.
Un día alguien arrancó la manivela.
Así que debe de haber otras manivelas, menos mal.
Gab yo quisiera decirte pues bueno es que... o tiene tal fallito... pero es que me encanta, qué quieres que te diga.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo, me parece una idea brillante, me parece naif, original, divertido y filosófico.
Chico, otro día te critico :)
Menos mal! Seguro que cuando vieron la manivela arrancada todos miraron el cielo, nunca dudaron de ser ellos quienes lo movían, creo que para mi radica ahí la fuerza del micro y de la infancia.
ResponderEliminarUn abrazo admirado
Me gustó mucho pero yo suprimiría la última frase, creo que ganaría si cabe más fuerza. Sería un final algo más abierto.
ResponderEliminarUn saludo indio
Me recordó a una de esas tiras de Mfalda, tan cargadas de verdad, en que decía que cuando hacía viento era que el mundo estaba avanzando.
ResponderEliminarPensé lo que dice David, al principio, pero ya no estoy seguro.
Me has hecho recordar una historia que tal vez use.
Abrazos, Gabriel.
Pues yo no le tocaría nada de nada, me parece fantástico primero la creencia inocente e infantil de que son ellos quienes mueven las nubes (una imagen fantástica) y luego la angustia de la rotura, para terminar con el alivio de que debe haber más manivelas y esa bella imagen, como de caleidoscopio, seguirá existiendo, porque no es tanto moverlas, si no verlas. Ge-ni-al. Un abrazo
ResponderEliminarCuando mi hija cumplió 4 años una amiga le trajo de regalo una varita mágica. Al rato, viéndola alejada de la fiestita le pregunté qué le pasaba
ResponderEliminar-Yo quería una varita mágica que ande- respondió desilusionada.
Así somos de niños: nos creemos perfectamente merecedores de una varita (manivela) mágica que mueva el mundo. Y está muy bien así,para ser adulto ya habrá tiempo, qué embromar.
Bellísimo micro, un abrazo.
Lo que no se ve, existe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha parecido precioso. La historia y la forma de contarlo.
ResponderEliminarGenial. Felicidades
Saludillos de viernes
Gabriel, me encantó, ya lo sabes. Pero después de darle vueltas y más vueltas sigo pensando que el "micro" es el primer parrafo. En él, se condesa todo.
ResponderEliminarPlanteamiento: "Había en el colegio un muro de piedra. Del muro salía una manivela".
Nudo: "Los pequeños pegábamos la cabeza al muro y girábamos la manivela"
Desenlace: "Y el mundo se movía. La prueba eran las nubes".
La primera y la última frase son geniales, contundentes y crean una imagen muy tuya, muy marca de la casa. El típico callejón sin salida dónde nos metes para luego realizar un quiebro perfecto. El resto, ciertamente, lo resuelves de una manera muy eficaz, pero creo que vuelves a crear otro conflicto, otro planteamiento, otro nudo...etc. Y esto, a mi juicio o "desjuicio", le quita pegada.
En fin, sólo es mi opinión, probablemente errónea, pero es la que prevalece después de varias lecturas. Y ahora, en público, atízame.
Un abrazo.
A los alabos, muchas gracias. Ro, Anita, Maite, Patricia (genial lo de la varita), Tor, Puck; da gusto escribiros y leeros.
ResponderEliminarA las dudas, más dudas. David, Jesus, Agus. No sé. La historia la creé ayer, a partir de una historia real de mi infancia. Puede que sea mi idea de lo que es un micro, de lo que no es suficiente para un micro. El primer párrafo me pareció muy bueno para empezar un micro, pero no se me ocurrió que fuera un micro por sí solo. Si fuera un micro, no sería el micro que a mí me gustaría. Pero no sé si es o no un micro.
Si le quito la última frase, como sugiere David, como duda Jesus, el final queda, para mi gusto, demasiado abierto. La última frase es la definición del alivio, de quitarse un peso de encima, aunque no todo, porque mi manivela funcionaba.
Estoy de acuerdo, te lo dije ayer, Agus, en que después de un párrafo tan contundente, el final se queda algo descafeinado, y eso es un grave problema. Es una cagada, un error, lo acepto.
Así que no sé qué deciros.
Tal vez debería haberlo madurado, porque es posible que repartiendo la contundencia de alguna frase se pueda equilibrar el peso del micro. Puede que una segunda versión más pulida consiga compactarlo, redondearlo...
Voy a darle vueltas.
De todas formas, Agus, a tus pies, por comentarme esto en privado y con esa muestra de buen rollo. Y a los demás, por plantear una discusión que, me temo, me viene algo grande, porque nos metemos en la definición del límite del microrrelato. ¡Uma Thurman! ¿Dónde estás cuando te necesitamos?
Saludos de día de fiesta nevado en Navarra.
Llego tarde, vaya. Lo que no entiendo muy bien es por qué unes de una manera lógica las dos últimas frases, como una premisa. Es decir, que un niño se lleve esa manivela no tiene por qué significar que haya más manivelas por el mundo. No sé, me queda raro, pero por lo demás, me parece un micro rompedor, rompedor, veo que siempre te salen de las líneas más o menos marcadas (reglas no escritas) que no sabemos muy bien cuáles son mero en el fondo sí lo sabemos.
ResponderEliminarFantástico, me gustó mucho. Y la frase final me arrancó una sonrisa optimista, de soñador. Es una frase que nos invita a seguir creyendo en la fantasía.
ResponderEliminarUn abrazo.
David.
Explicación necesaria de mis manías número 786 y 787:
ResponderEliminarEn general las novelas empiezan en la página 30 ó 40, de modo que el tanteo previo suele sobrarme.
En general los micros acaban antes del fin: en este caso, creo que tu micro termina en la palabra "nubes".
Abrazos,
P
Inciso pues amí no me sobra el final, lo leo y releo y le veo todo el sentido....aunque se rompa y pudieran comprobar que todo era un afantasía y que elmundo se mueve sin su intervención, su manera mágica de pensar les hacer creer que hay otros niños en el mundo girando sus respectivas manivelas....
ResponderEliminarQue quitándole es micro también? , pues sí pero es otro micro, otra historia.
Con el giro final pues ampliamos y no me sobra. No sé yo le he léido así....
lo he leído, lololo
ResponderEliminarEse "Así que..." de la última frase, no me acaba de convencer.
ResponderEliminarPor lo demás, me parece un relato muy bueno.
A lo mejor el problema es como dice Manu el hehco de que las frases estén separadas de todo el párrafo anterior, y como sugiere Araceli reformulando la frase pero cuestiones de estilo aparte las dos frases no me sobran por lo que dicen de esos niños, del mundo infantil, del pensamiento mágico e ingenuo.
ResponderEliminarY ya hago mutis por el foro y me callo.
Manu, mi intención era decir que, incluso después de que falte la manivela, el mundo se sigue moviendo, por lo tanto es obvio que hay más manivelas. Si no ¿cómo se mueve?
ResponderEliminarPor otro lado, quise jugar con el relato en pasado y la conclusión en presente, porque el que cuenta la historia todavía no se ha separado por completo de la idea de que aquella manivela movía el mundo.
David, bienvenido. Muchas gracias. Tiene un punto naif, como dijo Ro.
Pablo, pocas manías si consigues numerarlas. Insisto. No sé. El primer párrafo puede ser una bonita ocurrencia, y puede ser independiente, pero no estoy seguro de que sea un micro. Dejando de lado el hecho de que cambiaría el título, el final...
Ro, gracias, eso es más o menos lo que yo pienso, pero reconozco que es un deber que la intensidad, si varía, debe crecer; y aquí decrece.
Araceli, gracias. ¿Por qué no te convence el "así que"? Pretende ser un "por lo tanto", más llano quizá.
Más muchas más gracias a todos.
Gabriel
Uy, yo la frase final no la cambiaba por nada. Si hiciese algún cambio sería en la puntuación final: "Un día alguien arrancó la manivela, así que debe de haber otras manivelas. Menos mal."
ResponderEliminarAnyway, es grandioso. Quiero añadirlo a la microteca...¿puedo?
Besos festivos
:)
Cuando dije que "no la cambiaba por nada", quise decir que no la eliminaría. Al leer mi comentario me he dado cuenta de que ha resultado un poco incoherente... :P
ResponderEliminarA mí me gustó todo el cuento. me pareció que es de esas historias que me devuelven a la magia infantil. Eso es maravilloso.
ResponderEliminarMarina, gracias. Puede ser, tal vez con un punto y seguido, pero igual no sería suficiente separación. Con una coma parecería que hay otras porque alguien arrancó una. El mensaje es otro. Arrancar (elipsis, el mundo sigue) "ergo" hay más.
ResponderEliminarUn placer seguir metiendo la nariz en tu microteca.
Juan, muchas gracias. Los niños y los recuerdos de infancia dan muchas ideas, pero es un campo arriesgado. Puede caer uno en la moraleja fácil, lo ñoño...
Saludos y gracias por la visita.
Original argumento.
ResponderEliminarY feroz en su segunda lectura.
Grande, Propílogo, grande. Como siempre. A mí me ha recordado al principio a toda la parafernalia de Perdidos. Lo cual no es necesariamente malo. En cualquier caso.
ResponderEliminarGracias, Budo. De Perdidos ni idea; no he visto más que trozos. La manivela, por cierto, estaba en las Francesas, hace unos 35 años, bien cerca de tu casa.
ResponderEliminarDaniel, gracias. Que un micro aguante más de una lectura es un logro y un honor.
Saludos
Un micro genial, me ha encantado, auque es cierto que coincido con alguno de los comentario: La última frase no me acaba de encajar en el texto auqnue si su contenido, nosé, es la humilde opinión de una novata.
ResponderEliminarUn abrazo. Iria L.