A Mamá le han hecho una resonancia. Está bien. Sólo querían saber qué tal va la serpiente que lleva dentro. Al parecer se la tragó cuando era niña, mientras dormía en el campo. El bicho mide ahora unos nueve metros y ha empezado a moverse más deprisa. Está inquieta. Dicen que con ese tamaño debería comer burros y cabras, pero Mamá no quiere.
Vaya bicho, vaya supergusano...
ResponderEliminarEse mamá no quiere me despista, quizá sea que estoy espeso.
Esperaré comentarios.
Un saludo indio
David yo creo que esa Mamá no quiere convertirse en una asesina en serie, o una especie de Pantagruel devorando cabras y burros para pasar después a una dieta humana lo mismo. Y no quiero ni pensar en la de tiempo( quizá semanas quizá meses) digiriendo esos menús.
ResponderEliminarAbrazo pues
Oye y que me gustó el textículo, que lo sepas
ResponderEliminarExcelente.
ResponderEliminarA mí me ocurre lo mismo que a la madre cuando leo un texto así: se me mueve la serpiente.
Me encanta el recurso que utilizas: primero lanzas la bomba del bicho y luego el micro - mientras el lector intenta cerrar la boca - se desliza bajo el sentido común más estricto y radical. Fascinante.
Por cierto, ahondando en lo que dice Rosana acerca de la negativa, supongo que se empieza con las cabras y los burros y se sigue con los humanos. Admitiendo también como humano al hijo-narrador.
Abrazos.
Bueno, muy bueno este micro. Aunque lo de llamarlo bicho, a mí me sobra, me gustó mucho.
ResponderEliminarBesos pareados.
Qué angustia, pobre mamá. Me he acordado del principito y esa serpiente devoradora de elefantes.
ResponderEliminarSerá que la niña/o que narra está un poco envidiosilla del nuevo hermanito.
ResponderEliminarMuy bueno, Gabriel.
P.d. Es muy fuerte lo de las letras de verificación de los coj....Me ha salido "ovortri" Entre huevo y aborto
Lo del título del micro es por la lengua bífida o biperina de la niña.
ResponderEliminarPodría decir que se trata de una mamá muy enferma que, harta de luchar por años contra el mal, se niega a hacerse el tratamiento que podría curarla.
ResponderEliminarLo cierto es que se trata de un (muy buen) micro metafórico por lo tanto, creo, todo lector atento acierta al interpretarlo.
Un abrazo Gabriel.
Te leo junto a una pieza de Chopin que no sé cómo se llama. Pero ella me dice que tu micro pertenece a lo sublime.
ResponderEliminarAbrazos sostenidos y bemoles,
PABLO GONZ
Este micro da lugar a muchas interpretaciones, desde un embarazo, hasta una enfermedad, pasando por una especie de alien maligno que le reconcome por dentro, o incluso una mala conciencia. Cuando un micro está tan vivo, me parece genial. Un abrazo.
ResponderEliminarP.D.: Torcuato, mi palabra de verificación es ... recelo, será que la interpretación buena es la de los celos del hermano?
Un micro muy bueno, Gabriel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es la última frase la que a mí me produce la mayor extrañeza. Es cierto que hasta que llegas a ella puedes pensar en varias cosas: un embarazo y los celos del hermano, una enfermedad que evoluciona hacia un final cada vez más trágico... Pero la voluntad negativa de Mamá me desconcierta. ¿Quién opina que la serpiente tiene que comer burros y cabras? ¿el niño? ¿los médicos? La negativa esa abre todo de nuevo.
ResponderEliminarMe gusta mucho, Gabriel.
Un fuerte abrazo.
Me ha gustado la contraposición entre un ser "destructivo" como la serpiente, y la ternura de la persona que la alberga, la madre, con lo que anula sus intenciones asesinas. Un abrazo.
ResponderEliminarLa verdad es que no pretendía nada profundo con este micro. Al menos, no conscientemente.
ResponderEliminarTiene razón Rosana. Mamá no está dispuesta a comer cabras para que la serpiente siga creciendo. Las mamás a veces también se plantan.
Tal vez (me analizo yo ahora) sea un dibujo inconsciente de qué pasa en las tripas de las madres cuando no se les hace caso por mucho tiempo, o cuando se acepta que hay algo, pero que, total, si no va a más... Luego ya puede ser tarde, y puede que no haya forma de sacar nueve metros de bicho, o de enfermedad, o de cansancio, o de depresión...
Quizá si no fuera mío yo lo hubiera analizado así. Puestos a analizar, claro, porque también se puede pasar por encima de todo eso y aceptar que es un simple micro que utiliza el recurso que cita Agus, de plantar encima de la mesa un absurdo, una fantasía con receta médica, para luego ir extendiendo una lógica nueva, creada a partir del absurdo inicial.
Muchas gracias a todos, uno por uno y en conjunto.
Gabriel
Llego tarde! Bien!!!
ResponderEliminarMe encanta el micro, Gabriel. Yo le diría a la madre que probara a ir al campito y mirara fijamente a las cabras y las ovejas a ver si la serpiente sale y no vuelve a entrar (como dicen con la solitaria).
Me encanta ese recurso, el absurdo para meterle luego el toque de lucidez, la madre no quiere comer burros y cabras ¿y el tipo que se le quedaría mientras la dichosa serpiente hace la digestión?
Un abrazo