viernes, 17 de enero de 2014

Malvivir y pis de gato



La idea del suicidio

es un enorme gato suave.

Se deja acariciar,

te murmulla un placer

grave y definitivo.

Luego se va

y te deja con la mano

en el aire,

vacía y pensativa.

Y vuelve otro día

el suicidio felino

y acomoda su lomo

bajo tu mano -que ya es su mano-

y se la pone en el lomo

cuando quiere,

porque eres suyo.

Eres el suicida intermitente

de un gato que viene y va.



Malvivir

es la ausencia del gato

y el olor de su pis

en tus pantalones.