Ayer, al cerrar el bar y coger mi coche, vi un Renault aparcado enfrente.
Conduje alrededor de la rotonda y me aproximé.
Dentro había una chica con la cabeza inclinada a un lado. No se movía. Era la portera de una empresa que hay cerca.
Toqué la bocina y ella se despertó.
O resucitó, no lo sé.
Espero que despertara. De lo contrario, mi bocina y yo tenemos una enorme responsabilidad a partir de ahora.
17/04/08
Como soy nuevo en esto de los blogs voy, de momento, poniéndome a prueba. Igual acaba siendo algo serio.
ResponderEliminarMe permito seguir pegando aquí lo que cae si rasco el disco duro.
¡Qué bueno! Este va directamente a mi sección de favoritos :)
ResponderEliminarPuedes considerar el blog como una copia de seguridad de tus cuentos...jijiji.
Un saludo