lunes, 16 de agosto de 2010

Cool Hand Luke

Cool Hand Luke
Damián era un respetable hombre de letras. Dueño de su propio bufete, siempre actuó de forma cabal, demostrando, en conjunto, buen juicio y saber hacer.
Sus amigos, sin embargo, sabíamos que tenía en la cabeza un pequeño interruptor con forma de Óscar, una palanca escondida que sonaba con un ruido como de claqueta. Algo capaz de hacer que se quedara mirando al cielo y dijera: “Me encanta el olor del Napalm por la mañana”, o “Yo tenía una granja en África”.
El día que lo encerraron, todos pudimos imaginar la mirada indomable en sus pardos ojos de Paul Newman mediterráneo. Defendía a su propio hijo por pisarle la cabeza a un hombre con bigote, cuando, sobre un andamio, una joven comenzó a limpiar con su esponja la ventanilla abatible de la cristalera de la sala número tres.
Damián sonrió, miró al juez y gritó: “Puedo comer cincuenta huevos”.

9 comentarios:

  1. Se hubiése localizado un juez más cinéfilo.

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  2. Me parece un micro excelente Propílogo. Enhorabuena

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  3. ¿Y yo por qué no había pasado antes por aquí?
    Qué bueno encontrarte por fin!!!
    Me encantó el micro, ja ja, llevaba un Óscar dentro :)

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  4. Cambió el embudo de la cabeza y la mano en la pechera por unos ojos azules. Muy bueno, Propílogo.

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  5. Hay gente a la que cada escena de la vida le recuerda una película, una canción, una raza de perro... Bueno, película y canción seguro.
    Elogio de la locura, al fin y al cabo.
    Gracias a todos. Y os sigo.

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  6. ¿Te acuerdas de Remington Steel? Era una enciclopedia del cine y encontraba escena para cada situación. Claro que tú tienes un nosequé de perplejidad que me resulta muy atractivo en tus micros.

    Un abrazo

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  7. Claro que me acuerdo de Reemington Steele... si hasta me acuerdo de Caída y Auge de Reginald Perrin... Lo que no recordaba era su pasión por el cine. Me acuerdo más de Stephanie Zimbalist.
    Un abrazo.
    P.

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  8. Muchas gracias por tu felicitación y por tu comentario, me ha encantado. :)

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  9. Y se lo comió el jodío, vaya si se los comió. Muy bueno, Propílogo.

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