En la playa nos llamaban “Las Comadronas”, porque siempre estábamos poniendo a parir a todo el mundo. Veníamos las tres a primera hora, en fila de a una, yo siempre la última, porque tengo un pie torcido; por eso vine aquí la primera vez, por los barros y el yodo, que son muy buenos para los huesos.
La primera iba la Florencia, que mandaba la que más, y era la única que podía con la sombrilla. Luego venía la Rosario, flaca como un demonio, y mala, muy mala, pero divertida, a su manera.
La playa la pisaba siempre primero la Florencia, que era la jefa. A veces la Rosario le sacaba una cabeza, si a la Florencia le daba por toser. Pero a mí nunca me dejaron ganar. Una vez casi lo consigo. Estuve entrenando en casa. En vez de ver la telenovela me levantaba y andaba deprisa por el pasillo. Pero no me dejaron. El día que lo intenté, la Florencia carraspeó y aceleró el paso; sacó el pincho de la sombrilla y lo tuvo todo el rato cerca de mi cara, hasta que desistí y volví a mi puesto en la fila. La Rosario se reía.
En Junio de este año la Florencia murió, pobrecita. Le dio la tos en la playa, justo el día en que se le cayeron los caramelos del bolso al cruzar la calle. Yo no me agaché a recogerlos porque también ando un poco mal de la espalda.
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A los pocos días la Rosario murió, pobrecita. La convencí para que intentara llevar la sombrilla ella sola. Y la llevó, pobrecita, justo el día aquél de los vientos tan fuertes. Fue visto y no visto, abrir la sombrilla y adiós la Rosario.
Otra gamberrada.
ResponderEliminarY he cambiado el tipo de letra. Se admiten sugerencias.
Aprovecho la ocasión para sugeriros que os animéis el día 11 de Octubre, en Madrid, a la "Quedada microrrelatista" con Acuática y Thanos, a ver si nos vamos conociendo.
Saludos.
P.
Pues este como micro me resulta algo flojo, en cambio esas tres comadres darían buen juego para un relato más largo, con sus diálogos y algunas aventurillas playeras ¿Qué piensan de las chicas en topless? ¿Cómo se llevan con el macizo que alquila los patines?. Sería un placer leerlo.
ResponderEliminarReconozco que soy adicta a las gamberradas, al relato de humor negro. A veces, mientras escribo uno, yo sola me río y me lo paso pipa. Así que a mí me ha gustado éste.
ResponderEliminarAbrazos.
Me ha gustado, Propílogo, y alguna de las partes tiene mucha gracia, pero estoy con Elisa en que tal vez necesite un pequeño repaso, un poco de chapa y pintura.
ResponderEliminarEn cuanto a la quedada, lo siento pero imposible. Hago las vacaciones la segunda quincena de octubre y la primera andaré muy pillado.
Un abrazo.
Ojo con los cojos, no todos son lo que parecen. En cierta forma, la voz cantante me ha traído a la memoria al pobre lisiado que declara ante la policía en "Sospechosos habituales", por aquello de que a la chita callando...
ResponderEliminarQué mejor forma de terminar la jornada que con una sonrisa aflorando entre los labios. Que viva el humor negro.
Madre con la mosquita muerta. Ya es la primera de la fila. Será así como algunos hacen carrera política. ¿Pasando la sombrilla en días de viento?
ResponderEliminarEstoy con los últimos comentarios, la tercera ha ido acercándose a la meta, pero no sé si realmente va a disfrutar de la soledad. Sospecho que la Florencia y la Rosario seguirán en su mente un buen tiempo.
ResponderEliminarYo las he visto actuar en la playa. Y son tal y como las describes, Propílogo. Supongo que también tú las has sufrido y esto no es más que una sútil y dulce venganza.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, señor. Hay que hacer gamberradas. A mí, por ejemplo, me gustaría coger un avión y presentarme en la "quedada microrrelatista" pero lo voy a tener que dejar para mejor ocasión. Aunque nunca se sabe. En una de esas me gano la lotería.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
Ojo con la palabreja que me salió:
attalickk
Me gusta, Propílogo. Creo que están muy bien pintados los personajes y el estilo lo hace muy ameno. Lo que a mí me falla es que sí que me da la impresión de que la protagonista es la responsable de las muertes, pero creo que no termina de estar muy claro.
ResponderEliminarPor cierto, qué casualidad que el único día que tengo algo programado en las próximas semanas sea, casualmente, el día once de octubre. Una lástima.
Saludos.
Voy a tirar a mi propio tejado esa piedra que me da Elisa. Para micro es largo, y pierde concisión. Probablemente le habrían ido bien un par de frases para cada personaje, tal vez diferentes visiones de un mismo asunto, para dibujarlas mejor...
ResponderEliminarLa verdad es que el origen del relato era únicamente la primera frase, y una leve idea de la flaca volando con su sombrilla, como una Mary Poppins con zapatillas de felpa.
Gracias a todos.
P.
Oye, no es piedra, es demanda. Vamos, que me quedan ganas de saber más sobre ellas. ¡Y no pierdo la esperanza ;)!
ResponderEliminar"nos llamaban “Las Comadronas”, porque siempre estábamos poniendo a parir a todo el mundo" XD A mí sólo con eso ya me has ganao.
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