viernes, 26 de noviembre de 2010

Perdón, gracias, fíjate y un garbanzo.


Esto no es un micro
ni es un romance ni un verso (Silvio)

No es un micro -digo- porque los viernes son para otra cosa, la que sea. O no.

Perdón, a todos, por no comentar en vuestros blogs, me desborda, y últimamente tengo mucho trabajo, del ineludible, del no procrastinable, del de verdad.

Gracias, Pablo, porque tu texto de hoy me ha hecho una tremenda ilusión. Nunca me había visto merecedor de un micro. Y si Pi é 3.141592, e é 2.718281.

Fíjate, que a pesar de ser contrario al autobombo, me ha hecho también mucha ilusión un accésit en el Certamen de Historias sobre el Cerebro, que organizaba la SEN. Un cuento, no un micro. Va por mis neurocolegas de Göttingen. Y fíjate que hoy he comprado Relatos en Cadena III, con un maravilloso prólogo de Uma Thurman. Gracias, Uma.

Un garbanzo. Sin desbarres no soy yo, así que ahí va mi escatolohistoria real del día en que Pablo me regaló un micro.

Pañal
Hoy es el primer día de mi hija sin pañal.
Acabo de encontrar un garbanzo en el suelo. Estaba usado.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Monóxido

No llorés, Mamita. No llorés, ché, vieja. Verás que vuelve ahorita. No se fue. Viene ahorita. Olvidó darte un beso, yo lo vi. Estaba medio triste Papá. Vos también, lo sé.

Ahora está en el garaje, hace rato, en el auto. Se oye el motor. ¿Lo oís? Lo dejó prendido porque está pensando. No está oyendo la música. Está pensando. Hace mucho, mucho rato.

Vendrá Papá. ¿Sí?

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Diopstriptease

Oiga doctor,
quisiera de vuelta
mi miopía.
Quisiera que corte,
que pinche, que ponga,
que quite, que borre.

Oiga doctor,
yo quiero de vuelta
mi cristalino
deforme, changado.
Mi cristalino
como era, vidrioso.

Oiga doctor,
yo miro de noche
al cielo.
Yo quiero de vuelta
mi luna de miope
borrosa, frondosa.
Mi luna de miope,
sin detalles,
no los quiero,
déselos a otro.

Oiga doctor,
quisiera de vuelta
mi miopía.
Por no hablar
de las estrellas.



No sé. Me apetecía.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Halley


Fue en 1910. Jugaban en un bosque. Agarrando la botella del cuello, la joven entrecerraba los ojos y fingía no mirar a la piñata.

Levantó el brazo, giró la muñeca y se detuvo en seco, maravillada ante el espectáculo de la estrella que surcaba, encendida, los restos de vino en la botella.

Habían pasado casi ochenta años cuando mi abuela y yo observamos el cometa Halley desde su balcón.

-Ya lo vi antes –me dijo-. Lo tuve un rato en una botella.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Emanorados

Isabel y Damián paseaban siempre unidos de la mano.
En invierno, metían las dos manos en un bolsillo. En verano las mecían con esa alegría infantil de jubilados optimistas.

Cuando Isabel murió, Damián casi no sintió dolor. Sólo mucha pena.

Aterrados, en el tanatorio, familiares y amigos despidieron al cuerpo de Isabel; peinada, sonriente, con las tres manos sobre el pecho.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Aspavientos de Wurlington

Paseando con Wurlington por unos campos cercanos reconocí no haber leído El Quijote. Él no le dio importancia, como a muchas otras cosas importantes. Quedó, sin embargo, observando los enormes molinos blancos que nos han ido creciendo como descomunales setas paradójicamente energéticas.

-¿Sabes con qué hago yo aspavientos? –me dijo-. Con las fotos en internet. Con lo que significan, con lo que quieren significar. Te diré una cosa: Hay hombres que retratan su rostro desde abajo, y mujeres que lo retratan desde arriba. El resto, sencillamente, se fotografían.