Fue en 1910. Jugaban en un bosque. Agarrando la botella del cuello, la joven entrecerraba los ojos y fingía no mirar a la piñata.
Levantó el brazo, giró la muñeca y se detuvo en seco, maravillada ante el espectáculo de la estrella que surcaba, encendida, los restos de vino en la botella.
Habían pasado casi ochenta años cuando mi abuela y yo observamos el cometa Halley desde su balcón.
-Ya lo vi antes –me dijo-. Lo tuve un rato en una botella.
Una vez escuché que Halley nació y murió con él, pero viendo en Wikipedia debía ser otro.
ResponderEliminarMe encanta la imagen del cometa Halley atrapado en la botella de la abuela. ¿Es una anécdota real?
Un abrazo Gabriel
Es la segunda vez que lo digo esta semana pero es un texto "bonito". Interesante cambio de narrador, el simbolismo de la botella, los cuatro trazos que definen a la anciana y la descripción del paso del tiempo. Muy buen micro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Anda Gabriel, menuda imagen preciosa que te has currado. Me ha encantado. Y ese deje de la abuela, de una vida que se le escapa, en la que "casi" es una palabra demasiado importante.
ResponderEliminarEstupendo.
Vale, lo encontré, fue Mark Twain el que nació y murió con el cometa Halley.
ResponderEliminarOtro abrazo de cometa
No es real, pero casi. Cuando vi el cometa (o creí que lo vi, o supuse que estaba), mi abuela me dijo que ella ya lo había visto. Y probablemente fue así.
ResponderEliminarEn el concurso de lashistorias.com.mx de Chimal, lo escribí porque la de la foto me recordó a mi prima.
Precioso micro cargado con esa imagen que nos regalas: un cometa sobrenadando el vino, como si fuera una luciérnaga atrapada en ese vidrio.
ResponderEliminarGenial!
Un abrazo
Yo era muy pequeño cuando pasó. O eso, o que lo recuerdo mal. Pero sé que pensé que iba a ser complicado volverlo a ver... Me gustó tu micro, Gabriel. Muy poético. Buena imagen. Directo.
ResponderEliminarUn abrazo.
La dulzura del principio se conjuga con la dulzura del final. Un micro que se va haciendo poco a poco y no sólo al final.
ResponderEliminarBlogsaludos
Una idea muy buena.
ResponderEliminarMe suena raro ese encendida entre comas.
Un abrazo
Estaría genial eso de poder atrapar las estrellas en botellas. Seguro que el vino sabría mejor, aunque dejaría un regustillo a polvo cósmico. No sé de dónde sacas estas ideas, pero debe ser un lugar muy mágico.
ResponderEliminarUn abrazo
:)
Me encanta esa imagen de poder atrapar cosas intangibles en una botella. ¿Te la imaginas llena de trocitos de estrellas? Tiene que ser impresionante.
ResponderEliminarUn abrazo
Tiene razón Atunín, es un texto muy bonito. Los cometas son como los salmones, siempre vuelven a desovar a la tierra.
ResponderEliminarHay momentos especiales que quedan grabados en la memoria para siemre, ¿verdad? Aunque pasen ochenta años, siguen presentes.
Una historia muy Javier Tomeo, me ha recordado a un relato precioso que en el que un hijo le lleva a su madre una estrella y se la prende del pelo.
ResponderEliminarEncerrar un cometa en una botella. La imagen me ha parecido preciosa e ingenua.
ResponderEliminarGracias a todos por los comentarios.
ResponderEliminarYa sé que algunos lo visitáis, pero, a los que no, os recomiendo pasaros por la web del maestro Chimal.
Las Historias
Este micro lo escribí para su concurso mensual, basado en la imagen que propone.
Salludos
Es una imagen total, Gabriel. Al final los ciclos de nuestras vidas y de los astros terminan entretejiéndose en una especie de conspiración cósmica.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo
Estoy de acuerdo con Manu es un micro muy bello.
ResponderEliminarEntraré en el enlace.
Curioso juego de tiempo... Caleidoscopios entre abuela y nieta.
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