lunes, 31 de enero de 2011

Variaciones sobre el pisotón de un cóndor (y II)


A mi hermana le pisó un cóndor. Creímos que no fue más que eso. En aquel momento sólo supimos que el cóndor pasaba a su lado y que ella gritaba. Luego vimos al cóndor echar a volar.

No imaginaba que un cóndor pudiera levantar así a una persona. Yo creo que el bicho se enamoró, porque, según el microchip, ahora vive en Cerro Torre, entre Chile y Argentina. Con mi hermana, claro.

sábado, 29 de enero de 2011

Ni hablar

Esta mañana me ha abordado un tipo extraño en la puerta del dentista. Me ha ofrecido viajar al futuro. Ha dicho que por cincuenta euros podía saltarme esta semana; amanecer el próximo sábado, sin dolor de muelas.

Le he dicho que me dejara en paz, que lo de este lunes no me lo pierdo.
Y le he dado los cincuenta euros, claro.

miércoles, 26 de enero de 2011

Me dijo Wurlington (y I)


Wurlington opina que la humanidad en sí misma es un asco, y que este hecho es independiente de la sociedad y la cultura de la que se trate. Afirma, sin sonrojo alguno, que en las conversaciones que ha mantenido con seres no humanos, tanto animales como extraterrestres, la estupidez humana era un tema recurrente.
Wurlington dice que al encontrarse con otro ejemplar, sólo los seres humanos son capaces de no tener claro quién ha de saludar primero.

lunes, 24 de enero de 2011

El doble viaje de Jattery Tippleby

Mi cama está sobre un dragón. No es que haya un dragón bajo mi cama. Si observan el tamaño del dragón, verán que la cama está sobre el dragón.
El dragón se puso la cama encima para esconderse de mi hermana, que una vez le tiró de la cola y llamó al British Museum para que vinieran a verlo.
Jattery Tippleby vino desde Londres a ver el dragón, y el dragón se lo comió.
Todavía, a veces, el móvil del señor Tippleby suena dentro del dragón; y yo me despierto de madrugada tarareando God Save The Queen.

martes, 18 de enero de 2011

Variaciones sobre el pisotón de un cóndor (y I)

A mi hermana le pisó un cóndor, no es cosa de broma. Por un momento sus miradas se encontraron. Aquella especie de pollo antediluviano clavó sus ojos milenarios en el dulce verdor del iris de mi hermana, como queriendo disculparse.

El cóndor se fue después, paseando con un tambaleo insultante; mientras mi hermana se frotaba el arañazo del tobillo derecho.

Desde entonces, cada solsticio de invierno, el pie de mi hermana se pone negro, mientras ella construye pequeñas pirámides con adoquines, tararea extrañas melodías y observa, llorando, la salida y la puesta de sol.

domingo, 9 de enero de 2011

Teoría de cuerdas

Damián tiró de un cordón que encontró en la playa, y Marte comenzó a precipitarse hacia La Tierra. Expertos investigadores analizaron el suceso. Ni siquiera ellos sabían que aquel cordón unía ambos planetas. Calcularon el tiempo exacto hasta el fatal impacto. Fueron tres días eternos, de despedidas, lloros y excesos. Hasta que dijeron que la cosa iba bien, que al parecer alguien equilibró Marte tirando del cordón que lo une con Júpiter.