Isabel y Damián paseaban siempre unidos de la mano.
En invierno, metían las dos manos en un bolsillo. En verano las mecían con esa alegría infantil de jubilados optimistas.
Cuando Isabel murió, Damián casi no sintió dolor. Sólo mucha pena.
Aterrados, en el tanatorio, familiares y amigos despidieron al cuerpo de Isabel; peinada, sonriente, con las tres manos sobre el pecho.
¿No hubiera sido más fácil cortar la mano de Isabel? ¿o es que la de Damián murió con ella?
ResponderEliminarMuy buen juego con la palabra!
Un abrazo
Bueno, aún le queda otra mano a Damián: que se busque una nueva Isabel.
ResponderEliminarPobre Isabel, partirá al más allá atada a una mano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta mucho la vuelta que le das al final. Yo esperaba, como aquellos lúgubres personajes de Poe, que él le cortara la mano a ella. El giro de amor y generosidad de darle su mano a ella da otra dimensión al relato. Y mira que la primera vez que leí Berenice me dio un escalofrío que me vuelve cada vez que lo recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo
El final es magnífico Gabriel, me deja en parte aterrada, al pensar que esa tercera mano fuera la de Damián, pero por el título creo que no van por ahí los tiros.
ResponderEliminarSaludos
Es coxonudo y no puedo evitar una risa perversa. El meloso principio lleva al lector por un territorio que luego eludes hábilmente.
ResponderEliminarSaludos Gab ;)
Pedazo vuelta de tuerca final!!! Saludillos aterrados, voy a caminar unos días con las manos en los bolsillos
ResponderEliminarHermosa imagen, Gabriel. La prosa en su punto de sequedad justo para realzar la tragedia.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
Pasaron muchos años juntos, se amaron, se jubilaron y a pesar del paso del tiempo fueron optimistas. Cuando uno de los dos muere, se lleva parte del otro conél. Una mano, seguramente la tristeza hará que pronto le siga el resto. Siempre ha sido así. Muy buena pincelada.
ResponderEliminarEn la línea de lo dicho anteriormente, muy buen micro, sobretodo el giro final. Es más sorpresivo.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un saludo indio
Menos mal que no paseaban juntando las cabezas...
ResponderEliminarHay gente que se monta una fiesta cuando muere su pareja de toda la vida, y hay gente que se muere, literalmente, de pena. Se les va la voluntad de vivir y se mueren. Yo quiero un amor así. Where is it?
Marca de la casa. El título refuerza ese final tan bonito. En ese sentido es un texto romántico en la línea que señalaba Jesus.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué texto más bonito Gabriel :')
ResponderEliminarYa no podrás decir más veces que no se te dan bien los títulos...
Por cierto, me ha encantado verte en "Pasen y Vean".
Un abrazo
:)
Si se llevo sólo la mano. Sino se llevo su corazón para siempre.
ResponderEliminarSi, como dice R.A provoca una sonrisa perversa.
ResponderEliminarMuy bueno.
Muy bueno. Como siempre, muy cuidada la trama. Fundamental, me parece, el párrafo central con ese "casi no sintió dolor" que se explica con el final.
ResponderEliminarEl juego del título añade más leña al fuego.
Un abrazo, Gabriel.
Me gusta el giro que da de romántico a tétrico, por lo inesperado y lo oscuro del romanticismo, que también puede ser muy oscuro, no sólo rosa, por supuesto, de hecho siempre fue oscuro.
ResponderEliminarHas tenido buena mano para escribir este micro. Felicidades.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola, descubrí hoy tu blog a través del de Agustín Martínez. Enhorabuena. Antes de nada, coincido totalmente con tu "Qué de mí". En cuanto al micro, coincido con todos. Es muy original, (Damián casi no sintió dolor...).Una prueba de amor definitiva... Seguiré gestionando mi "Qué de mí" para continuar leyendo tu blog. Un saludo.
ResponderEliminarAnita, a Damián probablemente le daba igual su propia mano.
ResponderEliminarPaseante, práctico, sí señor.
Daniel, tal vez la tire en el pasillo, cuando no mire nadie... Imagínate, un pasillo, la luz al fondo, y al borde del camino, todas las cosas innecesarias con las que mandamos a los muertos, y que ellos tiran avergonzados.
Jesus, gracias, dudé mucho con el final. Me habría gustado poder describir brevemente dos urnas, con distinto número de manos...
Ángeles, a mí me aterra que hayas visto eso, porque ha sido sin querer. La primera frase, al principio era "siempre de la mano". Luego lo cambié por equilibrarlo un poco. No ví que introducía una vaguedad que ha dado lugar a eso; a que es posible que hubiera una quinta mano en juego. Tenebroso, porque nos falta un cuerpo.
Ro, gracias, ésa era la intención, rozar... y colleja.
Puck, luego huelen las manos a llave.
Pablo, abrazos iguales. La imagen es medio prestada.
Julio, constante, gracias. Siempre se llevan algo. A veces aquí no queda más que un pie...
Indio, gracias, te sigo; en el caballo del malo.
Sydo, aneus em ...sazebac ratnuj.
Agus, moderadamenre romántico.
Acuática, gracias, el título fue casi sin querer. Un poco arriesgado.
Manuel, de momento la mano. Tal vez un día despierte, vaya a ponerse las zapatillas...
Daniel, gracias, la sonrisas perversas son siempre bien admitidas.
Alberto, gracias por ver la diferencia mínima entre pena y dolor.
Manu, nada rosa, sin duda. Oscuro, pero de ese oscuro con fogonazos.
Adivín, gracias. Y felicidades again.
José, bienvenido, cuantas veces quieras.
Saludos a todos, con una mano.
Muy bueno este, me gustó mucho; Es un texto limpió, me atrapó de una y no le sobra ni le falta una palabra.
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