La cena se enfriaba en la mesa. Damián, la frente contra la pared, sujetaba el aparato.
–Ya.
–...
– ¿Fue él?
–...
– ¿No sabían nada? ¿No se dieron cuenta antes?
–...
– ¿No lo ven entrar y salir?
–...
–Entonces, ¿cómo llegó allí?
–...
–Voy para allá.
–...
– ¿Antes no? O un poco más tarde.
–...
–No. Prisa no. Pero cuanto antes acabemos...
–...
–Tal vez para usted no sea importante...
–...
–De acuerdo. En diez minutos.
Damián se puso el abrigo, tomó su placa, dos cargadores y el arma.
–Hijo, vuelvo enseguida. Encontraron tu chaqueta. La tenía Héctor.
–Ya.
–...
– ¿Fue él?
–...
– ¿No sabían nada? ¿No se dieron cuenta antes?
–...
– ¿No lo ven entrar y salir?
–...
–Entonces, ¿cómo llegó allí?
–...
–Voy para allá.
–...
– ¿Antes no? O un poco más tarde.
–...
–No. Prisa no. Pero cuanto antes acabemos...
–...
–Tal vez para usted no sea importante...
–...
–De acuerdo. En diez minutos.
Damián se puso el abrigo, tomó su placa, dos cargadores y el arma.
–Hijo, vuelvo enseguida. Encontraron tu chaqueta. La tenía Héctor.