A mi hermana le pisó un cóndor. Creímos que no fue más que eso. En aquel momento sólo supimos que el cóndor pasaba a su lado y que ella gritaba. Luego vimos al cóndor echar a volar.
No imaginaba que un cóndor pudiera levantar así a una persona. Yo creo que el bicho se enamoró, porque, según el microchip, ahora vive en Cerro Torre, entre Chile y Argentina. Con mi hermana, claro.