lunes, 22 de noviembre de 2010

Monóxido

No llorés, Mamita. No llorés, ché, vieja. Verás que vuelve ahorita. No se fue. Viene ahorita. Olvidó darte un beso, yo lo vi. Estaba medio triste Papá. Vos también, lo sé.

Ahora está en el garaje, hace rato, en el auto. Se oye el motor. ¿Lo oís? Lo dejó prendido porque está pensando. No está oyendo la música. Está pensando. Hace mucho, mucho rato.

Vendrá Papá. ¿Sí?

14 comentarios:

  1. Ufffff, Dios mío, pobre chico, esas faenas no se le hacen a un hijo.
    Buen micro, de los negrísimos.

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  2. Como está el patio de los micros!!!
    Me ha dolido escuchar al niño consolando a la madre ¿quién le consolará a él?
    Un abrazo

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  3. Siempre me ha impresionado la muerte dulce, que le dicen. Has conseguido que me impresione más, aún, al poner la situación en boca del chiquillo. De esos micros cuyo horror te persigue hasta que, indefectíblemente, te alcanza.

    Un abrazo.

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  4. Osti, es muy fuerte este micro, muy fuerte. Terrible.
    Un abrazo, Gabriel.

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  5. Muy fuerte, este lunes os habéis puesto todos de acuerdo para ponerme el vello de punta y el corazón en un puño. Un abrazo.

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  6. La vida y la muerte... Siempre danzan al mismo nivel. Ambas son un misterio.

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  7. Que sea el personaje del niño quien brinda las explicaciones y el consuelo es un gran acierto del narrador, lo que hace de esta prosa un micro inolvidable.

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  8. Gabriel, hay un detalle de este micro que me encanta. Además de todo lo que ya te han dicho muy acertadamente, consigues que el lector sólo sienta lástima por el niño y la madre. Nadie se acuerda ya del pobre fiambre.

    Abrazos.

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  9. Estyo de acuerdo con Agus. Me parece que esa es la clave del microrrelato.

    Saludín Gab

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  10. Los suicidas me provocan sentimientos encontrados... Creo que quien mejor lo explica, a mi entender, es Albert Camus, en "el mito de Sísifo".

    No puedo olvidarme del suicida, aunque también sienta compasión por los que deja detrás.

    Una chalupa.

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  11. Elisa, no se le hacen, es cierto.

    Anita, al niño no lo consuela nadie, nunca, por eso son los que más sufren.

    Jesus, a mí también me impresiona esa muerte. Gracias por la visita.

    Tor, sí es fuerte. En verdad se me escapó un poco el final, porque en la idea inicial el hijo sólo sabía que el padre se había ido.

    Puck, gracias. A veces consuela que sólo sea ficción.

    Maite, lo siento. O no. La verdad es que llevo un retraso bestial leyendo. Me va a agotar visitar tanto blog, pero es que la gente escribe tan bien...

    Manu, son un misterio, pero siempre gana la misma.

    Patricia, a veces da miedo. Siempre lo he pensado cuando veo una película terrible con un niño de protagonista. ¿Qué verá? ¿Qué le contarán? Además, la naturaleza de un niño le incita a consolar, a ayudar.

    Agus, nadie se acuerda, es verdad. Se quedó medio triste en el primer párrafo. Total, él no sigue en la historia, no hay que consolarle.

    Ro, gracias por profundizar, o por confesar que has profundizado. Yo me he quedado muchas veces oyendo música en el garaje, después de un mal día. Con el motor apagado; pero me imagino qué sucede. Por eso quería visitar la escena desde otro lado. Hay un momento, más o menos largo, en el que la madre debería haber oído el coche, debería haber pensado "¿se va, o no se va? ¿no se ha ido?".
    ¿Lloraba la madre en ese momento? ¿O llora después?

    Al, yo también tengo sentimientos encontrados. De hecho, el único micro que mandé a elmicrorrelatista es sobre un suicida. Buscaré lo de Camus, gracias.
    Me da pena el suicida, por supuesto. Pero hay un momento en el que, para él, ya no hay problemas; es el mismo momento en el que, para ella, se multiplican los problemas; y el mismo en el que para el hijo/a empieza su pequeño y eterno infierno. Ése momento sólo está en manos del padre, creo.
    Saludos tétricos y garajes ventilados.
    Gabriel

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  12. Gabriel, me gusta el merodeo por el resorte del micro, que es la muerte dulce del papá del narrador. Cómo se desvela el conflicto a través de la inocencia del niño, de su ingenuidad, que inunda el micro de una desdramatización desgarradora. El procedimiento es muy interesante: moverse por los contornos de la anécdota. Y como bien dice Agustín, al final nadie siente pena por el finado, sino por el niño y su mamá. Muy hábil hasta ahí.

    Pero debo confesarte que algo me sacaba del micro. Creo, sin ser un especialista en las variantes del español latinoamericano, que mezclas el dialecto rioplatense (interjección "che", uso del voseo...) con peculiaridades caribeñas (diminutivos "ahorita" -muy mexicano- o "mamita"). Debería buscarlo mejor, claro, pero a simple vista tengo esa impresión. Igual me equivoco.

    Por lo demás, ya te digo, el micro funciona muy bien y resulta desgarrador y conmovedor.

    Un abrazo.

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  13. Gracias, Iván. Tampoco yo soy un experto en vocablos rioplatenses. Sin embargo, si el protagonista hubiera sido un adolescente no habría utilizado "mamita", sino "vieja, flaca, mamá"... ni "ahorita", sino "recién está llegando"... Pero el protagonista es un niño, y tal vez "ahorita" y "mamita" no estén tan fuera de lugar. Mi padre se crió en Montevideo, pero yo no lo conocí hasta más tarde, así que tampoco estoy seguro de qué vocabulario usaría. Le preguntaré.
    Te agradezco el apunte, y lo tendré en cuenta a la hora de meterme en fregados de este tipo.
    Un abrazo

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