Hoy he visto desde el tren, a lo lejos, un trozo de paisaje sin terminar. Faltaba el pasto, un maizal, arbolitos, qué sé yo. Una mano gigante se apresuraba a completarlo. Clavaba álamos en fila, extendía un trigal como la alfombra de un hotel, arrugaba una colina con la yema del pulgar.
¿Y cómo era la mano?
Ya les dije. Descomunal, negra, de garras largas en cada uno de los seis dedos. Como las nuestras, si las miran bien.
Y dependiendo de la velocidad del tren debía colocar todo eso a toda hostia.....
ResponderEliminarMe recuerda este micro a la perplejidad que nos inunda en la escena en que Charlton Heston se encuentra con los restos de la Estatua de la Libertad, o esa de Perdidos en que ven la estatua de una mano con cuatro dedos. Escenas todas, incluida la de tu mano de seis dedos, que hacen que uno olvide lo asombroso de lo sabido para abrir un camino nuevo que no resuelve sino que abre aún más posibilidades.
ResponderEliminarTe sienta bien el tren, a ver si en el siguiente billete te van a cobrar un plus de inspiración, o en lugar de en ventanilla te colocan en pasillo.
Abrazos
De este texto me encanta principalmente la sensación de premura que siente el lector para que la mano negra vaya pintando todo antes de que el tren pase y se pierda el paisaje. Esa sensación es brutal.
ResponderEliminarMe gusta el tono pausado, que contrasta con lo extraordinario del paisaje. Y la aceptación de la garra descomunal, que se asocia a la mano del narrador.
ResponderEliminarMe gusta cómo vas soltando referentes y expresando perplejidad.
Abrazos.
Un ejercicio de maestría. Tenías por delante una historia fantástica, y sin embargo la dejas en el aire, cambias de perspectiva y vuelves tu mirada sobre esa mano que nos interroga. Un micro de autor. Felicidades.
ResponderEliminarAbrazos.
A pesar de que el protagonista lo mira desde el tren, casi como si viera una película, a mí me resulta muy perturbador, sobre todo por esa similitud de manos.
ResponderEliminarA mí me inquieta porque me hace sentir vértigo existencial, luego me asusta y después me hace pensar en un juego de espejos: narradores, paisajes, manos, narradores, paisajes, manos...y vuelvo a sentir vértigo.
ResponderEliminarY de las maneras solo puedo decir plas y plas.
Abrazo
Me encanta. Metes ahí una trascendencia tan brutal en tan pocas letras y tan simples que uno lo lee y se queda paladeando de todo. Y lo mejor, que te puedes pasar la mañana aquí escribiéndolo y no acabar; que si nuestra percepción de las cosas, que si Dios, que si nosotros... Ni merece la pena. Mejor leerlo, releerlo y disfrutarlo.
ResponderEliminarBuenísimo, Gabriel.
Un abrazo nostálgico de grandes personas, amigos y buenas conversaciones de literatura. Hay que repetir.
apuesto a que esa mano coloca a su vez personas, que verán pasar el tren, no hace mucho colocado. un micro enorme.
ResponderEliminarJo, un micro muy interesante, Gabriel. No me hace falta releerlo para releerlo, lo cual seguramente habla de su fuerza visual. Pienso en "a imagen y semejanza" y me da un poco de miedo. Lo suaviza un poco el tono coloquial.
ResponderEliminarBueno, ahora voy a leer los comentarios.
Un abrazo fuerte,
PABLO GONZ
Impresionante. Ferpecto del hoy al bien.
ResponderEliminarBesos payasos.
Gabriel, de casa de Montse he saltado a la tuya, y con tu permiso me quedo. Los paisajes que veo por aquí me gustan.
ResponderEliminarEsta historia es fantástica, la ventana del tren convertida en un cinemascope, acelerado, como aquellos tocadiscos con las revoluciones equivocadas. Imaginas la mano ¿Dios, tal vez el Diablo? como si estuvieras montado en Ibertren de juguete. Al final los seres humanos somos eso, nada, una pieza mas de esta inmensa maqueta que es la vida.
Un abrazo
Pánico he sentido yo al verme la garra peluda con seis dedos... :-D
ResponderEliminarUn abrazo
Montse, para las cosas grandes las distancias parecen pequeñas.
ResponderEliminarJesus, perplejidad es la palabra. A veces me apetecería vivir más lejos, para mirar por la ventanilla.
Abrazos
Maite, te agradezco el comentario. Pensé en añadir una parte en la que la mano desmonta el paisaje que ya ha pasado, pero eso iría en otra dirección.
Susana, la aceptación de la mano es un detalle interesante, el narrador, el creador, el que sea, todos.
Abrazos
Agus, imaginar una escena así es una experiencia, porque cada uno le pondría un final diferente.
Abrazo
Araceli, la similitud de manos es un órdago a la creación, a la igualdad, a la homogenización de capacidades...
Roxie, ese vértigo es un regalo. Mil gracias
Abrazo
Alberto, muchas gracias. Sí a todo, y sobre todo a esos deseos de volver a encontrarnos. Más filandón.
Abrazo
Vitt, cierto, la mano coloca y recoge y modela. Y a saber qué demonios hace la otra mano...
Pablo, mil gracias, es un honor recibir comentarios como el tuyo.
Abrazos kársticos.
Kum, mil gracias por esto y por todo lo que haces.
Un abrazo con reverencia.
Xavier, bienvenido. Sírvete tú mismo. Te devolveré la visita.
Un abrazo
Gemma, si era un pánico moderado está bien.
Abrazos