Parker Jiggleton llamó un día a la puerta del segundo sueño del hijo de Jumble. Se plantó allí con una gran sonrisa en forma de reloj de Dalí, y pidió audiencia. Escuchó, mientras esperaba, el crujido esponjoso que las suelas de sus botas producían al pisar el borde del sueño.
Morfeo, molesto por la intromisión, dejó a un lado las riendas con las que tira de los ojos en fase REM y pellizcó a un lado de la consciencia del hijo de Jumble. Éste, sobresaltado, escuchó cómo Parker Jiggleton solicitaba el honor de ser protagonista de uno de sus relatos.
El hijo de Jumble dijo que sí, y siguió durmiendo.
Morfeo, molesto por la intromisión, dejó a un lado las riendas con las que tira de los ojos en fase REM y pellizcó a un lado de la consciencia del hijo de Jumble. Éste, sobresaltado, escuchó cómo Parker Jiggleton solicitaba el honor de ser protagonista de uno de sus relatos.
El hijo de Jumble dijo que sí, y siguió durmiendo.
Para la nueva propuesta de Anónima Mente: Reunión de Meta-Micro-Relatos