viernes, 30 de abril de 2010
Receta obligatoria
Estaba vivo, se movía.
Es una frase:
"Un microrrelato jamás se explica. Funciona o no funciona." (Fernando Remitente)
Y vive aquí
Reflexiones:
1.- Cuando enfrentas al relato con el lector, si el lector requiere una explicación ¿por qué modificar el relato? ¿Podríamos modificar al lector?
2.-¿Es la explicación nuestra modificación del lector?
3.-¿Cuántos lectores pueden ser modificados por un solo relato? ¿Cuántos relatos explicados hacen falta para hacer irreconocible a un lector? "Soy yo, cariño, no te asustes. Me explicaron todo Chéjov. Sé que ahora parezco mayor."
4.- ¿Cuál es el umbral de relatos que un lector puede asumir sin pedir explicaciones? Superado ese umbral ¿se convierte el lector en el escritor?
5.- Hay que escribir cosas que el lector no entienda. De otro modo, si las entendiera, podría haberlas escrito él mismo; y nos faltarían a nosotros. En caso de que pida explicaciones, éstas habrán de ser ambiguas, de lo contrario poblaremos el mundo con una inmensa prole de "escrilectores" transgénicos dispuestos a "escrileer" nuestras propias obras...
jueves, 29 de abril de 2010
martes, 27 de abril de 2010
Reflejo
El hombre cuya cabeza se inclinaba hacia la izquierda conoció en el autobús a una mujer cuya cabeza se inclinaba a la derecha. Tras unos instantes durante los cuales ambos pensaron que el otro les tomaba el pelo, se sonrieron, hablaron de casi todo, fueron a tomar café y acabaron besándose.
La primera vez que fueron al cine, ella se sentó a la izquierda y él a la derecha, de modo que sus cabezas se rozaban a cada momento, y se apoyaban la una en la otra durante las escenas de amor.
El día que fueron a la librería, ambos hicieron un esfuerzo e inclinaron las cabezas al lado opuesto. Así pudieron leer los títulos de los libros que el otro hubiera comprado.
Rescatado V. De La ventana de Millás.
lunes, 26 de abril de 2010
Rescatado IV. Del concurso de Página2. Relatos con canción.
Sal esta noche
Rosalita era terriblemente fea. Se paraban a mirarla en la calle.
Tenía, sin embargo, una voz que todos los hombres habrían querido usar de despertador.
escuchar: Rosalita
25.09.08
Ornitológica
Atraparon a un hombre encaramado al campanario. Rociaba los nidos de cigüeña con aguarrás. Era el tonto Simón, que no quería tener hijos.
escuchar: El tonto Simón
Rescatado III. De La ventana de Millás.
sábado, 24 de abril de 2010
Rescatado II. En la página 14 de 42
viernes, 23 de abril de 2010
Rescatado. En la página 3 de 41
Autoestima
Hay un pequeño charco en la palma de tu mano.
No mayor que el que se puede crear con lluvia en un ombligo.
El charco es del sudor de mi autoestima
y baila y gotea según gesticulas y bates el aire.
En el fondo del charco yace toda la ilusión de mi trabajo,
y en el fondo quedará, seca, cuando el tiempo evapore el resto