martes, 13 de marzo de 2012

Sus labores

Mamá era plañidera en una fábrica de pañuelos. Tenía los ojos marrones, de hayedo húmedo, descoloridos y azules de tan gastados. Empapaba los pañuelos y decía «una capa más, un gramo menos de fibra».
Mamá no tenía horario, se iba cuando le dolía la cabeza, y a menudo trabajaba en casa. Le pagaban el desconsuelo a peso.
Así nos mantuvo durante años, hasta que un día se secó y murió sentada en el sofá; con la foto de papá en una mano y un paquete de «aloe tissue fresh sensation» en la otra.

13 comentarios:

  1. Se puede decir, por lo tanto, que murió con las botas puestas.
    Me gustó mucho el micro y lo cierto es que no sé como harán para decidir si una capa más o un gramo menos de fibra.
    Un beso, Luisa

    ResponderEliminar
  2. Pobre mujer, supongo entonces que no llegó a conocer el aloe tissue superfresh sensation?

    Me está usted saliendo muy poético, don Gabriel.

    ResponderEliminar
  3. Qué triste, no sé si fue una mujer realizada... No probar el alloe tissue fresh sensation... Ays

    Un saludo indio
    Mitakuye oyasin

    ResponderEliminar
  4. Bueno al menos le sacó rendimiento a sus lágrimas...

    Besos desde el aire

    ResponderEliminar
  5. Me ha gustado el giro final del "aloe tissure..."; hasta entonces la palabra plañidera me hacía retroceder en el tiempo.
    Muy original, eso de dar salida profesional al disgusto. Igual es buena idea para tiempos de crisis...
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Comprometida con la empresa hasta última hora.

    ResponderEliminar
  7. Hay un interés desmedido por el objeto. En éste y en el anterior. El objeto en sí, posicionado respecto a la vida, respecto a la muerte. Entre, antes, bajo, contra, después....

    Genial, otra vez.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  8. Sin palabras. Veo la imagen. Más allá del surrealismo de una plañidera en una fábrica de pañuelos, me quedo con esa imagen final. Me gustó mucho
    saludillos

    ResponderEliminar
  9. Terrible imagen, de esas que no se olvidan. Bravo.

    ResponderEliminar
  10. Hay labores que no se pagan con nada. Y compromisos que nos acompañan hasta nuestro segundo final.
    Una historia abierta a la imaginación aunque con una vida cerrada.

    Saludos mediterráneos.

    ResponderEliminar
  11. Hasta el final metida en su tarea
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  12. A menudo trabajaba en casa. Genial.

    Y ese final de fresh sensation que no sé si nos lleva a pensar que tanta modernidad nos acabará por secar en el sofá a todos. A saber.

    Genial,
    Abrazos

    ResponderEliminar
  13. Luisa, exacto, con las botas puestas. Pasé con el tren por delante de una fábrica de pañuelos, y se me ocurrió qué control de calidad tendrían, quién les llora y les moquea...
    Abrazo

    Odys, no llegó, no. Siempre he sido muy poético, pero no encuentro más que trabas mundanas...
    Abrazo

    David, probablemente no fue muy realizada, aunque encontró su lugar. Un lugar de mierda, eso sí.
    Abrazo

    Rosa, lo del rendimiento es siempre relativo.
    Abrazo

    Susana, el disgusto suele ser muy poco productivo, pero la vida a veces lo paga bien caro.
    Abrazo

    Adivín, qué más habría querido ella que una buena huelga de lágrimas retenidas...
    Abrazo

    Agus, el objeto, tangible, suele ser lo que nos agarra a la vida, lo otro es aire.
    Abrazo

    Puck, mil gracias. De imágenes vive el micro.
    Abrazo

    Araceli, gracias. Alrededor de las madres suele haber imágenes terribles, bien tapadas, pero terribles.
    Abrazo

    Gala, cierto; ahí está el quid. Impagos y compromisos. Gracias por el acierto y por pasar.
    Abrazo

    Lapislázuli, hasta el final, así es. Gracias por pasarte.
    Abrazo

    Xesc, gracias. El final pretende ser un golpe en el fiel de la balanza que intenta equilibrar nuestros destrozos con la supersensación, el megaconfort y la chachifelicidad inerte.
    Abrazo

    ResponderEliminar