martes, 30 de abril de 2013

Lions are made for cages


El grueso cristal de la pecera deforma la imagen de quien baila fuera, y de lo que hace. El vaso y los hielos, y el lento girar del taburete junto a la barra. También deforman.
Los barrotes no. La reja, la malla, la verja, difuminan. Pero no deforman. Por eso la verdad está en los ojos del león. Y es una verdad triste, una verdad rencor, una verdad paciente.
Y el león que corta su melena quiere sólo transformar la reja en cristal, y cambiar el nombre a quien baila fuera, y tornar su verdad triste y sólida en una verdad blanda y psicodélica, translúcida a media voz; una resignación de caramelo; una verdad en la que no haga falta creer.

7 comentarios:

  1. Sueño de león que se difumina entre tanta duda. Es bueno soñar, lo malo es cuando despiertas.

    ResponderEliminar
  2. La fantasía nos salva.
    Tu literatura también.
    Besos realistas, sin embargo.

    ResponderEliminar
  3. Deformar la realidad para que sea menos dolorosa. Buen trabajo.

    ResponderEliminar
  4. Impresionante. Una pieza que te deja masticando la reflexión, por aquello de que siempre creí que lions are born to be free.

    Dejo aquí mis aplausos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Otra vez aquí; merece la pena. Volver y disfrutar estas letras tuyas que se mastican, que se digieren, que alimentan.

    ResponderEliminar
  6. La puta ficción, la física cuántica y el león cabrón. Y ese jodido cero, uno, cero, uno...Pero lo que subyuga es el ritmo, la cadencia; ahora sí, 1,2,3,4. También, ese no que usas para decir que sí; en la estructura y en lo que viene después. Brillante, matemático.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  7. León sin melena no caza gatones.

    Habrá que celebrarlo -el micro- y tomarse unos gintonecs. En Madrid. Pronto en sus pantallas. Leones desjaulados, con mallas y a lo loco.

    Besos,
    la señorita Topisto.

    ResponderEliminar