Si quisiera decir
de lo que fui,
es que ya no soy.
Y, no siendo,
¿qué diré?;
y ¿a quién?,
¿por qué?
Y, si no soy,
que digan otros.
¿Qué dirán?
¿De quién?,
si ya no soy...
ah, bien.
Y, si aun así,
hubiera algo que decir,
algo que fuera obvio,
indudable, destacable,
realmente notable,
es que siempre tuve las manos
bastante Pedrorena.
Jaja cuánta pregunta, menos mal que sigues por aquí para buscarle respuestas
ResponderEliminarFeliz ranidad!!!
Me apunto al comentario de Puck de cabeza. Por empezar a dar después: ¿qué es Pedrorena? Si, ya se que es otra pregunta y que puedo buscar en google pero... como estás muerto y todo te da igual... pues eso.
ResponderEliminarResponde!!! Jo, qué está muerto.
Vértigo. Un epitafio shakesperiano que no sólo incide en la duda existencial, sino que la reformula desde tu personalidad genuina. Sólo tú podrías haber escrito este texto.
ResponderEliminarAbrazos.
pero que me he quedado yo pensando lo de tus manos. Nos encontraremos en el otro lado.
ResponderEliminarEstoy con Agus es muy propio de Propílogo, solo tú podrías escribir este Propitaphium.
ResponderEliminarEs filosófico, irónico, lacónico y tierno.
Abrazo consuetudinario
Roxie girl
Has hecho que me haga a mi mismo todas estas preguntas existenciales, y no se que responder, volveré a leerlo con calma, me parece un epitafio muy filosófico, al fin y al cabo la muerte es lo que mas dudascy preguntas ha generado siempre en el ser humano. Genial.
ResponderEliminarVaya epitafio tan críptico, tan en la línea shakesperiana que apunta AGUS.Me has dejado pensando...
ResponderEliminarTe pareces a mi hijo "mamá se está haciendo de noche" -pues sí "¿y para qué?"
ResponderEliminarPues eso, para qué? para las manos Pedrorena
Felices Fiestas y hasta mañana, eh?
Al final... ser o no ser, esa es la cuestión. Y ahora mismo acabo de leer una frase que viene que ni pintada "Aunque no estés, estás"
ResponderEliminarAbrazos
Tengo muy mala suerte.
ResponderEliminarResulta que estoy empezando a apreciar a todo este colectivo que hasta hace poco desconocía, y de repente, cómo si se hubieran puesto de acuerdo y a golpe de guadaña ya no están.
Situación que me contraria enormemente.
Un saludo a todos.
Muy filósofico y con muchas preguntas. ¿Existirá alguna manera de que puedan ser respondidas?
ResponderEliminarCuando resucites nos cuentas.
Besitos
El silencio. Ese silencio sobrecogedor que te recibe cuando entras en un cementerio, es por lo que clama el señor Propílogo. Aunque lo más destacable son sus manos de dedos carnosillos. Y ahí tal vez se le pueda hincar el diente literario. Pero no, mejor el silencio. Tal vez pespunteado por el graznido de algún cuervo.
ResponderEliminarAbrazos mudos.
Reflexivo hasta la muerte ;) No hay nada más poético que la muerte, así que el epitafio me parece perfecto.
ResponderEliminarBesos
Manos Pedrorena. Como nombre de grupo o como título para algo suena fenomenal. Ah, oye, que me ha gustado mucho, para variar.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Propilogo. Yo tampoco sabría que poner en tu lapida. Es mas, ni siquiera sabría que poner en la mia. De hecho me estoy planteando seriamente leer las vuestras y quedarme con la que menos se parezca a mi. Eso es algo que tengo metido en la cabeza y que me deja dormir placidamente. Como ya te dije no hace mucho, cuando me dí cuenta que no sabía escribir, decidí limitarme a aprender a leer.
ResponderEliminarEsto es Propílogo (yo lo digo por ti), un tío que parece uno de esos cohetes a los que de niños llamábamos buscapiés y que de pronto se transforma en un cohete ruso que arrastra al espacio exterior unas tres mil toneladas todas juntas.
ResponderEliminarYa está. Feliz año nuevo,
P