Si quisiera decir
de lo que fui,
es que ya no soy.
Y, no siendo,
¿qué diré?;
y ¿a quién?,
¿por qué?
Y, si no soy,
que digan otros.
¿Qué dirán?
¿De quién?,
si ya no soy...
ah, bien.
Y, si aun así,
hubiera algo que decir,
algo que fuera obvio,
indudable, destacable,
realmente notable,
es que siempre tuve las manos
bastante Pedrorena.