Se aplastan las venas
-no sabía-
cuando muere alguien.
Y quedan planas,
vanas,
como cintas inútiles
de un cassette destripado.
Y no sé adónde
va la sangre,
ni el sonido
de las cintas,
de las venas.
Ni si sirve de algo
pretender rebobinar
con un bolígrafo gastado
atravesando el ombligo.
Después de leerlo, he vuelto al título y he sentido el vértigo. Y me he preguntado dónde estará el play... si existe, por lo menos.
ResponderEliminarMe ha gustado, Gabriel. Un abrazo fuerte.
Uffff, me ha encantado.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Bestia. De bestia. Joder.
ResponderEliminar(Abrazos)
Al final no nos despedimos...
ResponderEliminarUn placer conocerte, Gabriel.
Alberto, Rosa, Agus, muchas gracias por aceptar el experimento.
ResponderEliminarRaúl, un placer igualmente. Creo que hubo muchos de los que no me despedí, y unos cuantos de los que me despedí varias veces...
Abrazo
Eso bestia. Te lo había leído en privado, y eso...que me pasa como con Receta....
ResponderEliminarMaravilla. Habitual maravilla propilogística.
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