Una ventana al sur, llena del polvo de muertos y desastres. Horizonte de mierda. Una ventana al norte, salpicada de las hordas que vienen al olor. Del dolor. El tabique oeste y su bum bum de vecino, y una vez un tiro.
Y en las paredes, diecisiete sombras de ti mismo, grandes, pequeñas, flacas, sombras de perdedor. Diecisiete sombras de Candy ante el espejo, también.
Si desaparecieras ahora -morirás, es un hecho-; si desaparecieras, tal vez perderías la oportunidad de levantar un día la persiana y ver que todo tiene mejor pinta.
Pero levantar la persiana puede ser un trabajo terrible, más en el estado en que parece encontrarse.
ResponderEliminarPara mi que va a ser que no, que la "city" va a seguir creciendo como cualquier otra.
Detalles, lo hemos hablado muchas veces. Ese "bum, bum", la imagen de las sombras y especialmente me fascina ese "y una vez un tiro" que deja en el aire otra historia, un punto de fuga inquietante, otro horizonte.
ResponderEliminarBestia, otra vez.
Abrazos.
Brillante, como de costumbre. O bestia, como dice Agus. Bestia por brillante, claro. Como algunos de los elementos que me parecen más destacables ya te los ha comentado Agus, pues no redundo. Añado uno, simplemente: "las hordas que vienen al olor. Del dolor".
ResponderEliminarRepito: fantástico.
Un abrazo.
Muy bueno, Gabriel. Genial.
ResponderEliminarDe esos micros que te atrapan y no te sueltan.
Un abrazo.
Fuera de nosotros mismos, de nuestros miedos, la vida tiene mejor pinta. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Gabriel, de tu micro me quedo con la imágen de las sombras, las diecisiete que reflejan al perdedor ante la vida que se le derrumba en todos los puntos cardinales, excepto en uno. Puede que si abriera la ventana orientada al este ...viera el derrumbe de una Europa que se fragmenta reflejada en la sombra número dieciocho.
ResponderEliminarMe gusta cómo lo has construido.
Un beso.
Ya perdonarás la intrusión -yo, a lo mío- gracias por esa visita sorpresa a Atlantic City. Saludos.
ResponderEliminarLuisa, levantar la persiana puede ser una sorpresa cotidiana, el último instante antes de tumbar la esperanza...
ResponderEliminarSaludos
Agus, gracias, gracias. Me gusta que me bestifiques.
Abrazo
Iván, mil gracias. Hacía tiempo que no usaba una canción como desencadenante. Y espero repetir.
Abrazo
Natalia, muchas gracias. La canción sí es muy buena. Recuerdo que compré el cassette en Francia, allá por el ochentaymucho...
Abrazo
Mar, sí, suele tener mejor pinta; si la ilusión está medio ahogada.
Abrazo
Laura, diecisiete es un buen número primo para expresar bastante. En la pared este tal vez haya sólo una puerta para echar a correr, pero tampoco es mala la visión de Europa como algo que sólo está al este de Atlantic City...
Abrazo
Deborahlibros, ¿intrusión?, pasa, pasa. Como si no pasara yo veces...
Gracias a ti.
Saludos
por favor mándame de nuevo el correo. Lo he perdido, aunque revisé el índice y no hallo ningún cuento bajo tu nombre(s).
ResponderEliminarUn abrazo, JP