Microrrelatos, desahogos y otras necesidades básicas.
viernes, 10 de febrero de 2012
Peluche
En el arcén de la autopista el hombre sostiene un peluche ensangrentado. Mira al cielo con pinta de querer subir. Con pinta de querer subir y partirle la cara a alguien.
Así de sencillo, con el peluche y las ganas de partirle la cara a alguien en algún lugar como recurso último ante lo que ya no tiene remedio... incluso partírsela a alguien que seguramente no existe...
Madre mía Gabriel, Entraba a saludar y me has dejado hecha cisco. Que alguien le pase una escalera a tu protagonista, hombre... Es curioso, por un lado la indignación y por otro lo que dice Roxie Rose ¿un padre que pierde a un niño pequeño, en ese momento aún piensa que hay alguien ahí a quien reclamar? Uff, no lo sé. En fin, que me ha gustado (y tenerte de compi estos días en Madrid más ;-)
Toma ya. Rapido, impactante y doloroso. Un autentico puñetazo en la cara del lector. No quieres hacerlo, pero seguro que todos lo hemos leido mas de una vez. Felicidades.
Gemma, mil gracias. Empatía. Hay catos de violencia vana a los que uno se sumaría. Abrazo y buen viaje.
Agus, te confieso que me dio miedo repetir tanto en tan poco espacio. Abrazo
Patricia, un placer. Lo mismo digo. Abrazo
Rosa, y yo. Y yo. Abrazo
Roxie, eso es. Pero la venganza, la protesta, no entienden de empirismos. Abrazo
Ro, no lo sé. Creo que la fe a veces acompaña en momentos extraños. Para poner la zancadilla también. Lo de Madrid ha estado bien, sí. Lo mismo digo. Abrazo
Anita, ese escalofrío es un premio para mí. Mil gracias. Abrazo
Pablo, Pablo, Pablo. Cabezazo
Petrus, muchas gracias. Te veo con ganas de animarte.
Susana, ¡vaya elogio! Yo qué sé. Un millón de gracias. Y otro millón de abrazos.
Manu, me alegro de sacudir, qué te voy a decir. Un honor.
Este texto es primo hermano de "Receta". O quizás incluso su hermano. Qué bien dominas ese registro aséptico para plantear situaciones trágicas. La indiferencia con que expones la escena hace que el efecto sobre el que lee sea mucho más devastador. Y qué fuerza trágica tiene ese osito ensangrentado. Y ese padre queriendo subir al cielo a rendirle cuentas a Dios. Muy bueno Gabriel.
¡Escalofriante! Y tan comprensible...
ResponderEliminarBesos
Ruido y furia.
ResponderEliminarMe gusta el movimiento, el vaivén, entre la tercera y la segunda frase, así, en esa dirección. Un paso para atrás, y dos hacia adelante.
Abrazos.
Espeluznante!
ResponderEliminarSin embargo, qué placer leerte, Gabriel.
Como le entiendo...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Así de sencillo, con el peluche y las ganas de partirle la cara a alguien en algún lugar como recurso último ante lo que ya no tiene remedio... incluso partírsela a alguien que seguramente no existe...
ResponderEliminarAbrazo pues
Madre mía Gabriel,
ResponderEliminarEntraba a saludar y me has dejado hecha cisco. Que alguien le pase una escalera a tu protagonista, hombre... Es curioso, por un lado la indignación y por otro lo que dice Roxie Rose ¿un padre que pierde a un niño pequeño, en ese momento aún piensa que hay alguien ahí a quien reclamar? Uff, no lo sé.
En fin, que me ha gustado (y tenerte de compi estos días en Madrid más ;-)
Impresionante. Un relato de duelo, de pedir explicaciones por lo que no las tiene.
ResponderEliminarMe voy con el escalofrío puesto.
Abrazos
"Mira al cielo con pinta de querer subir"
ResponderEliminarToma ya. Rapido, impactante y doloroso. Un autentico puñetazo en la cara del lector. No quieres hacerlo, pero seguro que todos lo hemos leido mas de una vez.
ResponderEliminarFelicidades.
Como Mae: cuando eres bueno eres bueno, pero cuando eres malo, eres mejor...
ResponderEliminarBesos
Los pelos de punta con este texto, carne de gallina, Gabriel. Un texto que es como un latigazo en el espinazo.
ResponderEliminarGemma, mil gracias. Empatía. Hay catos de violencia vana a los que uno se sumaría.
ResponderEliminarAbrazo y buen viaje.
Agus, te confieso que me dio miedo repetir tanto en tan poco espacio.
Abrazo
Patricia, un placer. Lo mismo digo.
Abrazo
Rosa, y yo. Y yo.
Abrazo
Roxie, eso es. Pero la venganza, la protesta, no entienden de empirismos.
Abrazo
Ro, no lo sé. Creo que la fe a veces acompaña en momentos extraños. Para poner la zancadilla también.
Lo de Madrid ha estado bien, sí. Lo mismo digo.
Abrazo
Anita, ese escalofrío es un premio para mí. Mil gracias.
Abrazo
Pablo, Pablo, Pablo. Cabezazo
Petrus, muchas gracias. Te veo con ganas de animarte.
Susana, ¡vaya elogio! Yo qué sé. Un millón de gracias.
Y otro millón de abrazos.
Manu, me alegro de sacudir, qué te voy a decir.
Un honor.
Este texto es primo hermano de "Receta". O quizás incluso su hermano. Qué bien dominas ese registro aséptico para plantear situaciones trágicas. La indiferencia con que expones la escena hace que el efecto sobre el que lee sea mucho más devastador. Y qué fuerza trágica tiene ese osito ensangrentado. Y ese padre queriendo subir al cielo a rendirle cuentas a Dios. Muy bueno Gabriel.
ResponderEliminarUn abrazo.
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