Wínnappu está a tiro de piedra si la piedra la tira un niño.
Saliendo de Chimbacuaya por la campa grande, al final del camino que lleva al río, hay un árbol enorme, aunque nadie sabe si es olmo, arce o platanero del Kurdistán. No pertenece a Chimbacuaya, pues aquí sólo la gente es particular; las cosas y el entorno, al ser normales, nos mantienen amarrados al mundo.
Bien. Wínnappu está a tiro de piedra a través del árbol.
Tome un niño pequeño, dele una piedra y sitúelo frente al árbol. Si el niño tira la piedra con un mínimo de puntería, la verá desaparecer a través del olmo. Luego, tras una breve espera observando el arce, verá usted cómo, desde las tripas astillosas del platanero surge una bola informe de tela. Es una camisa de cuadros, arrugada y envuelta en una camiseta blanca.
El árbol es de Wínnappu. Sólo allí suceden cosas tan extrañas. Sólo allí cuelgan carteles de los árboles. Carteles que dicen “árbol de Wínnappu”.
Si la piedra la tira un adulto hay que agacharse, porque ésta vuelve por detrás y le golpea en la espalda o en la cabeza; señal de que hay otro árbol de Wínnappu en Chimbacuaya.
No hemos probado a guardar la piedra y tirar el niño.