miércoles, 6 de abril de 2011

No sé yo si no te odio, oye.

Creo que me haría muchísima ilusión que murieras irremediablemente. Digo que creo, porque en parte estoy seguro de que no es así. Descubro que mi mente se permite concebir dos ideas opuestas al mismo tiempo, aunque está obligada a dar más peso a una que a otra. Sé que no me hace ilusión que mueras irremediablemente, porque he sufrido otras muertes cercanas y, si bien alguna no me ha dolido, recuerdo que ninguna me alegró.
De todos modos, te recomiendo prudencia. Basta un poco de fe para convertir cualquier creencia en una seria convicción. Asimismo, la seguridad no empírica puede muy bien tornarse simple creencia. Tras lo cual, si empiezo a estar seguro de que me hace mucha ilusión que mueras irremediablemente, iré, poco a poco, creyendo que tal vez no sea así. Será entonces cuando no me importe si el hecho se convierte o no en irremediable.

19 comentarios:

  1. Parece que necesita un cambio. No necesariamente que el otro personaje muera pero si distanciarse un poco.

    ResponderEliminar
  2. Me gusta ese irremediablemente que dejas colgando, que bien puede desear irremediablemente que mueras o desear que mueras irremediablemente, porque hay otras muertes que no son tan irremediables, y ahí dejas una brecha abierta.
    Yo no te odio, Propílogo, solo que a veces te envidio, oye!
    Abrazo

    ResponderEliminar
  3. Bueno Gabriel, en este tratado sobre la sugestión y el autoconvencimiento, creo que llegas a una conclusión muy válida y certera, el ser humano es, paradójicamente, impredecible y modelable. Buen texto. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Hay muchas posibilidades de que la única opción sea ninguna irremediablemente. De todas formas ilusión, ilusión no creo que te haga mantener esto de la irremediable muerte...
    Vamos, que como paranoia esto es una bomba, y como relato.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Era irremediable que me gustase. Por otra parte, creo que éste texto podría alargarse hasta Murcia, pasar por Valladolid, cruzar Pontevedra y arribar a Barcelona. Y seguiría siendo genial. Un micro sin duda de naturaleza elástica.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  6. Odiamos irremediablemente al que amamos cuando se muere. Cómo pudo atreverse?
    Lo amamos irremediablemente, aunque se vaya a morir.
    Irremediablemente el peso de estas dos ideas irá cambiando a lo largo del día muchas veces. Hasta llegar a deseear morir nosotros.
    Luego, irremediables alucinaciones por meses, años, quizá.

    ResponderEliminar
  7. Es una comida de coco genial, que dibuja un personaje confuso, aunque no tanto. Lo de concebir dos ideas opuestas al mismo tiempo es algo buenísimo, mucho más común de lo que puede parecer. En fin, muy buen micro, Gabriel!
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  8. Esa mar de dudas en la que se bate el protagonista se acaba alejando en una ola de resignación. Me gusta.

    Blogsaludos

    ResponderEliminar
  9. Dudas, vueltas y revueltas sobre los sentimientos y los deseos tan volátiles, tan cambiantes a veces, que aquello de que del amor al odio sólo hay un paso, resulta una verdad irrefutable.

    Besos y abrazos sin odio.

    ResponderEliminar
  10. Me encanta y el título es genial, tan sencillo y directo.
    Saludillos irremediables

    ResponderEliminar
  11. Lindo texto. Peligroso razonamiento; el día que tengamos el poder de asesinar con el pensamiento no quedará nadie vivo en esta tierra. Y estarían incluidos en la lista: neonatos, ancianos y anacoretas. Nadie de nadie quedaría en pie. Es que la sabiduría de quien nos ha creado limitó el poder teledestructivo de la mente. O en realidad, apólogo de la creatividad y el esfuerzo, nos ha obligado a tomarnos el trabajo de ejecutar estos deseos. Antiguamente en forma artesanal, hoy por medio de la quirúrgica misilística inteligente. Aunque claro, sin menospreciar los poderes del vudú y la magia negra. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Me gusta cómo das vueltas a unos silogismos que son trazados desde el mismo estómago, pasando por las vísceras, pero que al final acaban en el cerebro.

    ResponderEliminar
  13. Interesante camino por la profunda levedad de un mal deseo (...creo haberlo recorrido alguna vez, con igual resultado). Me gusta cómo se va perdiendo a golpe de reflexión. También me gusta la entrada de Julio Genissel.
    Saludos

    Susana Camps

    ResponderEliminar
  14. Me encanta tu estilo, Gabriel. He descubierto que me importa un carajo lo que escribas. Vengo a ver cómo lo haces. Título para enmarcar.
    Abrazos prelectura de los comentarios,
    PABLO GONZ

    ResponderEliminar
  15. Estoy con Pablo Gonz. Aunque lo que escribes siempre está a la altura. Se agradece tu originalidad, de verdad. No es nada fácil encontrarla.

    ResponderEliminar
  16. Montse, un cambio, sí. Algo definitivo, tal vez.

    Ana, mil gracias. Jugar con el tabú del adverbio maldito... Yo sí te envidio, dinamita.
    Abrazo

    Maite, qué bueno; tratado sobre la sugestión. Si aceptáramos reconocer que somos volubles en casi todo...
    Abrazo

    Bicefa, creo que las cosas irremediables hay que dejarlas pasar cuanto antes, como los trenes que van muy rápido.
    Mil gracias y abrazo

    Agus, siempre generoso, tiene gracia que cites Valladolid...
    Abrazo

    Patricia, hay penas que son como el dolor que provoca pillarse el dedo con la puerta: Palpita, golpea, fuerte, fuerte, suave, suave.
    Doble abrazo.

    David, gracias. Es divertido intentar plasmar estos pensamientos, hay que dibujar rápido.
    Abrazo gordo.

    Adivín, bienvenido mil veces. La resignación tiene connotaciones negativas que no tiene la aceptación, o el conocimiento del propio derecho a dudar.
    Abrazo

    Lola, gracias. Sentimientos, deseos... todos a un paso, cierto.
    Abrazos todos

    Puck, te agradezco lo del título, que tiene un aire medio coloquial, medio palidroloquesea.
    Saludos

    Julio... qué miedo este paseo que te has dado por el subconsciente de muchos, y que has descrito con esa precisión. Te agradezco mucho estos comentarios, de verdad.
    Un abrazo largo

    Manu, ¿no escribes tú con las tripas?

    Susana, qué buena descripción, la profunda levedad de un mal deseo. Se te ve el arte. Gracias por venir.

    Pablo, me encanta cuando exageras, porque me haces muy feliz.
    Abrazo, suelta, suelta, no, no, no, abrazoabrazo

    Budo, lo que se agradece es que me deis margen para el desbarre.
    Abrazos cuencos

    ResponderEliminar
  17. Mi comentario se perdió. Enhorabuena por lo de hoy.

    Saludos

    ResponderEliminar
  18. ¡Enhorabuena! Se te va haciendo justicia.

    ResponderEliminar
  19. Gracias, Miguel.
    Gracias, Budo.
    ReC es mucho ReC, y más, frente a contrincantes brillantes.
    Saludos

    ResponderEliminar