lunes, 27 de agosto de 2012

Bemol, sostenido

El animal más extraño que yo recuerdo son los agujeros de la nariz de aquella chica libanesa. Puertas para respirar, con vida propia. Se movían, dilataban y crecían como si fueran a engullir todo en derredor. De frente, la nariz víctima de aquellos agujeros era una probóscide simple, ni alta ni baja, ni chata ni asesina. Sin embargo, una vez, una sola, me aventuré, desde el supuesto cobijo del regazo subyacente, a mirarlos desde abajo.
No eran iguales. Adiós al mito bilateral.
Tenían en común el portal como función, ser barbacana de un territorio pituitario; ocular, tal vez, de un periscopio para el cerebro. Sin embargo, y esto es lo temible, sus curvas eran desiguales, como si fueran a silbar notas dispares en una especie de polifonía nasal.

9 comentarios:

  1. Observar atentamente cualquier parte del cuerpo, cuanto más recóndita mejor, puede traernos grandes sorpresas.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. A mí, vaya por delante, la palabra fosa me parece ya de por sí bestia, muy bestia; y me lo parece ya en singular, así que imagínate en plural. No sé si esto distorsiona o no mi lectura, pero en todo caso me parece brillante - y lunático - cualquier intento de vislumbrar o atisbar la condición humana a través de alguno de los escasos apéndices del cuerpo humano. No es fácil, diría que es casi imposible, a no ser, claro, que uno sea tú.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. Es un relato magnífico. Visto desde la fosa nasal, todo parece distinto.

    Muchos besos

    ResponderEliminar
  4. Magnífico.
    Un saludo.
    Pablo de la Rúa

    ResponderEliminar
  5. Pasé hace días y veo ahora que no quedó el mensaje. Era para decir que me parece genial este texto. Me gusta especialmente la mezcla de lenguaje técnico e ironía, que tú bordas (recuerdo uno de una araña que también me entusiasmó). En fin, ya ves que he vuelto para releerlo, para disfrutarlo, a pesar de mi birria de conexión que va saltando y msncoxderszzz...
    Besos

    ResponderEliminar
  6. La verdad es que con ese tipo de animales podrías escribir el bestiario de los horrores.

    Original micro. Felicidades-

    Una perta.

    ResponderEliminar
  7. Araceli, sobre todo si ocultan un origen particular y una función extraña bajo esa aparente inocuidad.
    Abrazo

    Lapislázuli, gracias. Curioso, tal vez.
    Abrazo

    Agus, cierto. Fosas da miedo. Y no te creas, que ser yo tiene su aquél; así que imagínate ser tú. Buf, buf.
    Abrazo

    Elena, gracias. Desde la fosa nasal y hacia la fosa nasal. Pavor.
    Abrazo

    Pablo, te lo agradezco. Bienvenido por aquí.
    Abrazo

    Susana, quién habló de ironía y lenguaje... El exorcismo de los miedos viene bien así, como aséptico, por si acaso.
    Abrazo

    Cortacuentos, gracias por pasar. Los bestiarios son ejercicios interesantísimos para ejercitar el análisis y el punto de vista. Deberíamos hacer uno al día.
    Saludos

    ResponderEliminar
  8. Esto es prácticamente terrorífico. Siempre me han inquietado los agujeros nasales desiguales, de verdad.

    ResponderEliminar